miércoles, 24 de agosto de 2011

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@Entity
public class Persona implements Serializable{

martes, 23 de agosto de 2011

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Debes agregar la expresión @Temporal(TemporalType.DATE) en todas las entidades en las cuales exista un atributo DATE, SOLO antes del metodo get.
@Temporal(TemporalType.DATE)
public Date getFechaRegistro() {

return fechaRegistro;
}

lunes, 22 de agosto de 2011

DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN SANTO TOMÁS DE AQUINO ©

MONOGRAFÍA:

DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS EN SANTO TOMÁS DE AQUINO

NELSON RAÚL MORALES CHACÓN


INTRODUCCIÓN

La existencia de Dios es un tema que siempre ha estado presente en la vida del hombre, desde el primer momento en que el ser humano inicia una actividad reflexiva propiamente dicha, los cuestionamientos que intenta solucionar son los referentes a la búsqueda del argé, principio, o causa de todo cuanto existe, y aunque no lo denominaban con el nombre personal de Dios, en el fondo era a él a quien buscaban. En un primer momento se dieron planteamientos básicos, y paso a paso fue madurando la reflexión filosófica propiamente dicha, cimentándose, y adquiriendo consistencia racional.

Dios o la causa primera que permita explicar la totalidad de la realidad se convirtió en el principal tema de estudio de los grandes filósofos y pensadores de la humanidad; a lo largo de la historia se han tomado diferentes posiciones, han aparecido diversas corrientes, que en ocasiones aportan positivamente a la teodicea, o en ocasiones lo hacen negativamente, ya sea negando su existencia, o negando la posibilidad de llegar a conocerlo por la vía de la razón. El material en torno al cual se puede trabajar es mucho y diverso, pero es claro que el tema no está agotado, es más nunca se agotará ya que Dios es infinito, a él solamente se tiene un acercamiento frágil, y si se es verdadero estudioso de la teodicea, se caerá en la cuenta que cuanto más se conozca de él, más se es consciente de la pequeñez de la sabiduría humana ante la magnificencia de Dios.


La reflexión sobre Dios ha ocupado un lugar privilegiado tanto en el mundo filosófico como en la cultura de los diversos pueblos, con la ayuda de la fenomenología de la religión, gracias a su profundo y sistemático estudio del hecho religioso, se tiene certeza de la actividad religiosa aún en las civilizaciones más primitivas. ¿Desde cuando el hombre toma conciencia de la realidad trascendental?. Pregunta que seguramente no es posible responderla con certeza, lo que si se puede afirmar, es que desde el mismo momento en que se tiene indicios de vida humana o de organizaciones sociales como tal, ahí está presente el hecho religioso, como elemento central y primordial de la vida del ser humano. El hecho religioso del que se habla, es independiente de credo, o denominación religiosa, lo que se presenta es el hecho, como una constante en la vida del hombre desde sus más profundos orígenes, situación que lo pone en relación con un ser superior, al cual el ser humano, le rinde honor, tributo, y lo reconoce como su señor.


No es objeto en la presente indagar la forma como Dios se hace presente en la vida del hombre, sus elementos o características, lo que si hay que tener en mente es que, el ser superior, al que se le denomina personalmente como Dios, en el momento en que se hace presente en la vida del ser humano, sin importar el tiempo, ni el lugar, lo trasciende de una manera muy profunda, ejerciendo en él los cuestionamientos más íntimos de todo su ser y de toda la realidad cósmica.


Siendo el hecho religioso algo magnifico en la vida el hombre, de igual manera han surgido pensadores ilustres, que han realizado grandes esfuerzos en bien de alcanzar, un conocimiento profundo sobre Dios, uno de ellos es Santo Tomás de Aquino, quien en la alta escolástica, es decir hacia el siglo XIII d.C, revolucionó al mundo con la profundidad de su reflexión; hoy en el siglo XXI, época en que la reflexión profunda sobre Dios es escasa, vale la pena retornar a este magnifico autor, para replantear la cuestión sobre Dios, y adquirir criterios racionales que permitan adoptar una posición clara respecto al ser superior.


Entre los aspectos más importantes del contexto, en el que se dio la obra de Santo Tomás se sintetiza en primer lugar, que la gran escolástica produjo un renacimiento filosófico y teológico, anticipándose al siglo XV. En segundo lugar, que, los teólogos, son hombres de vanguardia en la introducción de los métodos pedagógicos, pues la Biblia era asequible a ser leída y cuestionada, lo que no ocurría con otras facultades.


Esta es una de época de gran florecimiento intelectual, Santo Tomás por su parte, desarrolla un gran número de escritos, en los que ilustra su pensamiento y el conflicto intelectual que se vivía en la época, el escrito filosófico-teológico más reconocido, es la suma teológica, que al conocer su justificación y comprendiendo todos sus elementos se deduce que, es fruto de la tradición cristiana en su lucha por la defensa y comprensión de su fe, está obra tuvo como uno de los principales objetivos la educación de la fe, por esto es de considerar a su autor como uno de los más grandes pedagogos de la fe. En ella desarrolla diversas cuestiones de manera magistral, sin dejar duda alguna, y corrigiendo a sus detractores, Tomás siendo teólogo se esforzó por afrontar con el método filosófico, los más profundos enigmas, que cuestionaban la Iglesia Católica, es por ello que la suma de teología es fruto de los contrastes sociales, culturales, intelectuales de una época en donde la acción intelectual tenía el poder de dominio, en donde lo no justificable racionalmente era relegado al olvido, he aquí uno de los valores primordiales del trabajo Tomista, que motivado por la necesidad de la época y con el impulso e iluminación divina logro plasmar una de las obras Filosofico-teológicas mas grandiosa de todos los tiempos.


Para tener una visión más amplia y original, a continuación se conocerá el prologo original de la suma teológica, hecho por Santo Tomas, el cual se caracteriza por su brevedad, algo común a las sumas, y gran condensación de elementos, que permitirán conocer mejor el contexto y ambiente de la obra.


El doctor de la verdad católica tiene por misión, no solo ampliar y profundizar los conocimientos de los iniciados, sino también enseñar y poner las bases a los que son incipientes, según lo que dice el Apóstol en 1 Cor 3,1-2: Como a párvulos en Cristo, os he dado por alimento leche para beber, no carne para masticar. Por esta razón en la presente obra nos hemos propuesto ofrecer todo lo concerniente a la religión cristiana del modo más adecuado posible para que pueda ser asimilado por los que están empezando.


Hemos detectado, en efecto, que los novicios en esta doctrina se encuentran con serias dificultades a la hora de enfrentarse a la comprensión de lo que algunos han escrito hasta hoy. Unas veces, por el número excesivo de inútiles cuestiones, artículos y argumentos. Otras, por el mal método con que se les presenta lo que es clave para su saber, pues, en vez del orden de la disciplina, se sigue simplemente la exposición del libro que se comenta o la disputa que da pie tal o cual problema concreto. Otras veces, por la confusión y aburrimiento que, en los oyentes, engendran las constantes repeticiones.


Confiado en la ayuda de Dios intentaremos poner remedio a todos esos inconvenientes presentando de forma breve y clara, si el problema a tratar lo permite, todo lo referente a la doctrina sagrada1


La Suma Teológica obra de la cual es tomada la temática de la presente investigación en su primera parte consta de 119 cuestiones, en las que desarrolla sistemáticamente el tratado de Dios y lo organiza en tres partes: 1). Dios uno y trino, 2). Movimiento del hombre hacia Dios,3). Cristo camino para la vida eterna. La presente investigación se ubica en la primera parte, que tiene que ver con la naturaleza de Dios y específicamente en lo que se refiere a la existencia de Dios. Se dejará a un lado lo concerniente a la doctrina sagrada, al conocimiento de Dios y las cuestiones subsiguientes; también se omitirá la parte dos y tres de la suma teológica, que corresponden al movimiento del hombre hacia Dios y Cristo camino para la vida eterna, respectivamente.


Los temas planteados en la obra de Tomás, son cuestiones que a pesar del tiempo han perdurado en la mente del hombre, que intenta dar respuestas a situaciones que en ocasiones se tornan en problemas de fe, entrando en conflicto con sus creencias, llegando hasta situaciones nefastas, en que se pierde el sentido de la vida misma del hombre, de su relación con un ser superior, desconociendo, la naturaleza de seres creados, frágiles y terrenos.


La sociedad del siglo XXI, avasallada por un sinnúmero de propuestas mercantilistas, y con tendencias de sincretismo e indiferencia religiosa, se ve golpeada por la pérdida de valores éticos y religiosos con la consiguiente falta de creencia en un ser superior llamado Dios.


¿En que medida, la reflexión Filosófico-Teológica de Santo Tomás de Aquino, sirve como base racional, para demostrar al hombre actual la existencia de Dios?


El problema de Dios sigue vigente, después de que los filósofos griegos lo tomarán por primero vez veintisiete siglos atrás, así fuera de forma indirecta, y continua siendo uno de los principales temas tratados a lo largo de los siglos. Hoy el ser humano sigue cuestionándose ante el gran misterio que Dios representa, el mundo actual ha avanzado a grandes pasos, la técnica, la tecnología, la ciencia, y en general el avance intelectual del ser humano en ocasiones trueca, disminuyendo a su mínima expresión la dimensión espiritual del hombre, hasta sumirse incluso en un estado de desconocimiento intencional de Dios, y en algunas ocasiones tratándose de sobreponerse a la obra creadora mediante métodos y técnicas artificiales que aparentemente lo elevan a la categoría de Dios, pretendiendo tener en sus manos el poder de crear, o quitar el hálito de vida a las realidades terrenas. Por este motivo la necesidad de crear una reflexión que en lo posible, solucione los cuestionamientos del hombre principalmente en lo que concierne a comprobar racionalmente la existencia de Dios, para que no haya más dudas en el ser humano, sobre su naturaleza, y su característica de ser creado, contingente, que proviene de Dios como su creación y que a él debe retornar.


El objetivo principal de esta investigación es, demostrar racionalmente la existencia de Dios, tomando como base los planteamientos de Santo Tomás de Aquino. En el desarrollo de este objetivo están involucrados diferentes elementos u objetivos específicos, que facilitarán una mejor comprensión, ellos son básicamente los siguientes: Conocer algunas de las principales reflexiones que a través de la historia han planteado los filósofos en lo concerniente a la cuestión de Dios, conocer el proceso mediante el cual Santo Tomas de Aquino demuestra racionalmente la existencia de Dios, identificar la estructura de cada una de las cinco vías por medio de las cuales Santo Tomás demuestra la existencia de Dios, y por último como elemento dirigido a fortalecer la dimensión religiosa concreta, fortalecer mediante bases racionales la creencia en el Dios testimoniado por la fe.


Teniendo en cuenta los objetivos planteados, el desarrollo temático se da en tres partes fundamentales, que pretenden abarcar de forma clara, sistemática, veraz, y ante todo fiel el pensamiento Tomista respecto a la existencia de Dios, plasmando cada uno de sus argumentos de tal forma que sea de fácil acceso lingüístico a la persona interesada en conocer la existencia de Dios por la vía de la razón filosófica.


El primer capítulo, gira en torno a la evidencia del conocimiento de Dios, mediante dos posiciones: La primera, sostiene que Dios es evidente por si mismo, y se apoya en tres planteamientos, el primero es el del Damasceno, y nos dice que Dios está impreso en todos por naturaleza; el segundo, nos dice que como parece ser que al escuchar el nombre de Dios, lo identificamos osea está en la realidad, y lo comprendemos, es decir está en nuestro entendimiento, y teniendo en cuenta que Dios es lo más inmenso que se pueda pensar, y que lo mas inmenso que se pueda pensar es aquello que está en la realidad y en el entendimiento, entonces, Dios es evidente por si mismo; el tercer planteamiento que busca afirmar la evidencia del conocimiento de Dios, versa sobre la verdad, ya que podemos afirmar que la verdad existe, y que ello es evidente por si mismo, y como Dios es la verdad, según el evangelista Juan, por lo tanto, Dios es evidente por sí mismo. La segunda posición, nos dice que Dios es evidente en sí mismo pero no para nosotros, ya que para que algo sea evidente necesariamente tenemos que conocer de él la totalidad de sus términos y como la proposición Dios existe de entrada es incognoscible para el ser humano. Por lo tanto, Dios no es evidente. Como se quiere demostrar la existencia de Dios, se logrará, por medio de lo que es más evidente, y lo más evidente, es aquello de lo cual conocemos el significado del sujeto y el predicado, este conocimiento lo logramos de las cosas sensibles, osea de los entes, lo cual quiere decir, que vamos a demostrar la existencia de Dios, partiendo o tomando como base las realidades sensibles, es decir conoceremos a Dios, por sus efectos.


El segundo capítulo está dedicado a responder al cuestionamiento, sobre si es o no es posible demostrar racionalmente que Dios existe. Existen planteamientos que niegan la posibilidad, en donde se distinguen tres objeciones, la primera sostiene, que, Dios únicamente es artículo de fe, la segunda dice, que, lo ilimitado no puede ser contenido en lo limitado, y la tercera, que existe desproporcionalidad de los efectos a la causa; ninguna de ellas con los argumentos suficientes para ser válida. Se puede afirmar con plena seguridad, que la existencia de Dios si es demostrable, y que el camino o vía para demostrarla, es partiendo de los elementos de la experiencia, tratando de esclarecer el argumento, que los pone en relación con un ser superior, es decir a partir de los efectos, ya que como quiera que los efectos dependen de la causa, dado el efecto, necesariamente, antes se ha dado la causa.


En el tercer capítulo, se desarrolla el tema central de la investigación, lo correspondiente, a las vías por las que santo Tomás demuestra racionalmente la existencia de Dios, cada vía tiene una estructura, que consta de un punto de partida,

la aplicación del principio de causalidad al punto de partida, la imposibilidad de proceder al infinito, y el termino de la vía. Los caminos que siguen las vías parten de la realidad sensible, cada uno se toma de una visión del mundo. La exposición de las cinco Vías inicia por lo más evidente, que es el movimiento, continuando con la causa eficiente, lo posible y lo necesario, los grados de perfección, y finalidad, respectivamente. Las vías son un proceso de ascenso del hombre a Dios, partiendo de los entes se llega a reconocer la existencia de un ser supremo, creador, del cual depende todo cuanto existe, se le llama Dios.


El abordar la cuestión filosófica sobre Dios, en esta investigación bibliográfica, es una oportunidad para fortalecer racionalmente la creencia en él, realidad suprema, que independiente de credo religioso, está continuamente presente en la vida del hombre, sin abandonarlo jamas, ya que de él pende la existencia.


En nosotros está hacer de nuestra vida, una eternidad de momentos felices, para quedar grabados en la mente y corazón de los hombres de todos los tiempos, o perdernos en la contingencia del tiempo, intentando sobrepasar los limites de la característica de seres innecesarios, desconociendo a Dios como único ser necesario, que tiene en sus manos al razón de su propio ser y la de todos los entes.

1. ANTECEDENTES


El hecho religioso se da en la vida del ser humano desde sus inicios, en las diferentes civilizaciones y organizaciones sociales, antes de nuestra era se presentaron fenómenos religiosos que han marcado pauta en el desarrollo de la humanidad, tales como, la religión hebraica, el mazdeismo, que consiste “en el conjunto de doctrinas filosófico religiosas cultivadas por los magos de la antigua Persia”2. Las doctrinas filosófico religiosas de la india, “en donde se distinguen la doctrina Védica, cuyos planteamientos se hallan contenidos en los vedas, que son las más antiguas producciones literarias de los indios”3, teniendo como característica el politeísmo. En segundo lugar encontramos la doctrina Brahmánica, que según Dionisio Domínguez4, se dio hacia el siglo IX antes de nuestra era con los asirios, que estaban ubicados en la región del ganges, y después de terminar las épocas de guerra, fundaron ciudades, y capitales lo cual representó estabilidad como grupo social, estableciéndose allí emprendieron labores agrícolas y comerciales, adquiriendo un progreso considerable, y a la par idearon un nueva concepción filosófica, que se halla contenida en los libros llamados brahmanas, cuya característica es el panteísmo.


La última etapa antigua por la que atraviesan las doctrinas filosófico religiosas de la india, consiste en la conformación de las llamadas escuelas filosóficas, cuya formulación y conformación es progresiva representando una alternativa de progreso frente a doctrinas vigentes, la cual se dio de la siguiente manera:


Avanzando los Indios en cultura y en sus especulaciones filosófico religiosas, no pudieron menos de ver lo obscuro, incoherente y absurdo del panteísmo brahmánico, y hacia el siglo VI a.C. idearon en su lugar nuevas teorías, llamadas escuelas filosóficas. Todas ellas, partiendo del pesimismo brahmánico, tratan de determinar el modo práctico de superar el dolor, y algunas investigan, además, su origen y su naturaleza. Unas combatieron el orden social vigente, sobre todo la distinción de castas (son las llamadas heterodoxas); otras denominadas darsana, fueron tenidas como ortodoxas, por haber respetado el orden social vigente. De estas las principales son cuatro: Sankhya, Yoga, Vaiseshika y Nyaya5.

Otro pueblo a mencionar es el Chino, en donde el hecho religioso, tuvo características propias, con la formación de varias doctrinas tales como, el Taoísmo, cuyo fundador fue Lao-Tse, el confucionismo, su fundador confucio, en una época posterior, la filosofía de Tchu-hi, que es una derivación del Taoismo.


El hecho religioso de la cultura India, China, hebrea, es una muestra de que en todas las civilizaciones sin importar tiempo, ni espacio, hubo actividad religiosa. Aunque estos pueblos no realizaron actividad filosófica propiamente dicha con el fin de probar la existencia de Dios, si nos dan una noción de la naturaleza religiosa del hombre, y esta a su vez se convierte en punto de partida para la reflexión de la teodicea.


Como el interés es el de conocer las reflexiones filosóficas que se han dado a cerca del ser superior, empezamos diciendo, que la filosofía inicia como sistema reflexivo con los filósofos griegos, teniendo entre otros antecedentes la labor de los poetas griegos, quienes intentaron explicar las realidades trascendentales, y los fenómenos cósmicos, por medio de las Cosmogonías y teogonías, que eran explicaciones fantásticas sobre el origen del mundo, hombre y Dios, en general, la acción de los poetas, Homero, Hesiodo, entre otros, corresponde a la concepción Mitico-Religiosa o poética del mundo, hombre y Dios.


La reflexión sobre Dios va de la mano con la filosofía, de ahí la necesidad de conocer el desarrollo de la reflexión filosófica, como base, y sistema en el cual se produce la reflexión sobre Dios.


Las escuelas presocráticas que fueron los primeros intentos de reflexión, centraron su esfuerzo en buscar el origen del que dependiera la totalidad de las cosas.


El aporte de Platón es muy significativo, él con la formulación del mundo de las ideas, en donde concibe como máxima idea al bien, el cual se identifica con Dios, constituye el punto de partida en la reflexión trascendental propiamente dicha, a partir de él se habla de físico y metafísico, siendo este un gran aporte a la reflexión filosófica, con el cual se sobrepasa la barrera de lo natural, dejando abierto el camino y la posibilidad para planteamientos más profundos a cerca del principio supremo. Sus planteamientos principales son presentados por Dionisio Domínguez de la siguiente manera:

A parte de estas ideas tan oscuras, entre la idea de Bien y Dios, prueba Platón la existencia de este: por el movimiento del cosmos, por la causalidad, contingencia de los seres, por el orden físico y moral, por el apetito innato de la felicidad y el consentimiento universal. Habla de casi todos los atributos divinos, deducidos de la idea del bien. Y aún al único Dios parece concebirlo unas veces como un ser abstracto, otras como una persona, otras, en fin, como el alma del mundo, y fuente de todos los espíritus, medios entre Dios y el hombre y de las almas. No crea, solo organiza el cosmos. Es providencia6.

Platón es pues el primer filósofo que formula, o que plantea unas pruebas para demostrar la existencia de Dios, hecho importante a la época, lo cual quiere decir que desde los primeros inicios de la reflexión humana se dudaba de la existencia de Dios, y que el hombre siempre ha hecho gran esfuerzo por comprobar que Dios si existe.


El filósofo, más grandioso, y que más aportes ha hecho al conocimiento en diferentes ámbitos, es Aristóteles, quien fue poseedor de un genio inalcanzable en cuanto a reflexión se refiere, a él le debemos la más clara, profunda, sistemática, verás, original y cualificada interpretación y formulación en la que se comprende la totalidad de la realidad. La obra en la que encontramos el tema de interés es la metafísica, en esta obra, en primer lugar toma los aportes de los filósofos anteriores en cuanto a la reflexión sobre la búsqueda de un principio del que dependiera la totalidad de la realidad, corrigiendo magistralmente los errores cometidos y utilizando los aciertos. En la metafísica Aristóteles propone cuatro teorías: La teoría del hilemorfismo, Teoría de Acto y potencia, Teoría de las causas, y Teoría del Finalismo, de las cuales deduce la existencia del ser supremo del cual depende todo.


Con la teoría de las causas, demuestra la existencia de un ser inmutable del cual depende todo, ese ser viene a ser llamado Dios, de él depende todo movimiento y toda realidad en el mundo, él es el ser en sí. De Aristóteles es de quien Santo Tomás, retoma los argumentos metafísicos, dándoles profundidad, originalidad al enriquecerlos y adaptándolos al mensaje Cristiano, al punto de formular las vías por las cuales se comprueba la existencia de Dios. El aporte metafísico de Aristóteles es de gran importancia, y adquiere lugar primario en cuanto a reflexión sobre el ser superior se refiere.


Después de Aristóteles el renacer del ejercicio racional en torno al ser supremo, se da en los primeros siglos después de Cristo, en este momento la cuestión del ser supremo adquiere características especificas, en donde se tiene la concepción de un Dios personal, algo innovador respecto a la filosofía antigua; en esta etapa entra a ser protagonista el cristianismo, religión que se viene prefigurando desde épocas muy antiguas con el pueblo de Israel. Después de la muerte y resurrección de Jesucristo, sus discípulos se encargan de propagar la fe en él, adquiriendo seguidores progresivamente hasta conformarse en Iglesia visible.


La cuestión sobre Dios de este momento en adelante se desarrolla en el seno del cristianismo, es un periodo que va desde el siglo IV al XIV. d.C. en donde a la par del desarrollo histórico temporal se da la denominada filosofía medieval, teniendo como principal característica la pugna entre los representantes de la iglesia, y la filosofía pagana, por defender la fe cristiana, produciéndose un encuentro entre filosofía y teología, tanto que los representantes sobresalientes en su mayoría son filósofos y teólogos a la vez.


San Agustín se enbarca en el problema entre fe y razón, una de sus frases celebres así lo demuestra, creo para entender y entiendo para creer, él desarrolla de manera muy madura diversos temas concernientes a la defensa de la fe, al tomar de manera especial lo referente a la teodicea, San Agustín prueba la existencia de Dios, por medio del “Argumento Ideológico de reminiscencia neoplatónica: mi razón no crea, sino que descubre la verdad inmutable y eterna, que no es algo mío ni está en mí, puesto que los demás la contemplan fuera de mi; luego esa verdad es Dios”7, el proceso de esta prueba es ascendente, en donde inicia buscando a Dios en la indagación de la realidad cósmica, y termina elevándose a la verdad suprema, al no encontrarlo en lo sensible.


Siglos después iniciada la escolástica, San Anselmo de Cantérbury entre los años 1033 a 1109, desarrolló varias pruebas por las que demostró la existencia de Dios. La prueba más importante que él desarrolló, y en la que confluyen las otras, es el argumento ontológico o prueba a priori, que siguiendo a Luis Angel González, la formulación es la siguiente:


En la mente de todo hombre existe la idea del ser mayor que el cual no se puede pensar otro. Pero este ser, Dios, ha de existir también en la realidad. En efecto, existir en la mente y en la realidad es más que existir solo en la mente. Pero si el ser mayor que el cual no se puede pensar otro, no existiera en la realidad, entonces no sería el ser mayor que el cal no se puede pensar otro, pues se podría pensar otro mayor, a saber, el que, existiendo en la mente como el mayor que se pueda pensar, existiese también en la realidad. Luego el ser mayor del cual no se puede pensar otro, existe en la mente y en la realidad. Luego existe Dios8.


La formulación de San Anselmo se vio inmediatamente interpelada, por diferentes pensadores, tales con Gaunilon, y Santo Tomás. No obstante es interesante tener en cuanta el intento de San Anselmo por demostrar la existencia de Dios.


Después de un recorrido a grandes rasgos de los aspectos más sobresalientes de la reflexión humana sobre Dios, en el que percibe el aporte de los diferentes filósofos al mundo del conocimiento racional, en donde se construyen progresivamente los postulados. En este ambiente los grandes pensadores, no inician de cero, sino que retoman los elementos más veraces de otros pensadores para valerse de ellos y en un esfuerzo mancomunado intentan dar al hombre respuesta a las preguntas más profundas que inquietan su existencia.


La ubicación central para nuestro interés se halla en la alta escolástica, siglo XII donde encontramos a Santo Tomas de Aquino, quien vivió entre los años 1225 al 1274. De acuerdo con Joaquín Llanos Entrepueblos9, al tomar los aspectos más sobresalientes de la vida y obra de Tomás de Aquino, se puede decir que, como es bien sabido históricamente, Tomás de Aquino, nace en 1225, en el seno de una familia noble, Landolfo es su padre. Por tradición familiar, siempre emparentaban con las familias más poderosas, lo cual aumentaba su influencia social, política y religiosa. Los primeros años de la vida de Tomás, transcurren normalmente, no sin notar su espléndida inteligencia , que poco a poco, representaba un potencial de gran valor.


Esta es una época de grandes contrastes sociales, políticos y religiosos. En lo social se encontraban los señores feudales, quienes poseían grandes cantidades de tierra, con lo cual aprovechaban para imponerse sobre sus vasallos, que eran los campesinos, que no tenían tierra para trabajar.


En lo religioso, la iglesia hace parte de la nobleza, y libra guerras con los condes y otras clases nobles, para mantener el poder económico y político, en este momento se están en pleno furor las sangrientas cruzadas. En cuanto al ambiente religioso propiamente dicho, se encuentran las abadías, que también están bajo la influencia de las clases nobles. La organización quizá más pura dentro del ambiente religioso son los monasterios, que están establecidos fuera de las ciudades, en partes lejanas que favorezcan, la oración y la vida contemplativa, viviendo lejos de la influencia social.


Tomás vive gran parte de su vida en Rocaseca, la residencia familiar; una vez con la edad apta, su padre lo envía a estudiar con el fin de convertirlo en abad, para así ostentar el poder religioso. Tomás estudia en Nápoles, donde entra en relación con los Dominicos y en París, a donde llega después de estar un año en prisión por orden de su madre, ya que ella no quería que entrará a la orden Dominica. Santo Tomás se aleja de las ambiciones de su familia, emprendiendo una vida independiente, con intereses propios.


Tomás se prepara ampliamente, y explota su potencial intelectual a un nivel muy elevado a punto de ser uno de los genios más grandes de todos los tiempos, las universidades son grandes centros intelectuales en las ciudades, que poco a poco adquieren más importancia.


Es una época de revoluciones, en el nivel social después de largas pugnas se impone la burguesía sobre el feudalismo, en el orden económico, aparecen los comerciantes y artesanos, se crean ciudades y se establecen rutas comerciales.


En el ámbito intelectual, a parte de los grandes centros educativos, es de resaltar, el movimiento de los goliardos, que son pensadores menticantes, es decir que van de un lugar a otro, y revolucionarios, que critican a través de la literatura. El ambiente en el que se desenvuelve Tomás, es académico, de educación formal en donde hay gran competitividad. En cuanto a lo filosófico, que estaba incluido en las artes liberales, que era el sistema o pensul de educación de esa época, se conocen dos elementos importantes: las cuestiones y el método.


Las cuestiones, son temas en los que no hay acuerdo, dándose una confrontación de opiniones. Una cuestión se empieza a desarrollar, creando la duda, en donde un pensador establece polémica.


El método que se emplea es en general el de la escolástica, la disputa pública, que se desarrolla con el sistema, pro-contra. Se distinguen dos clases de disputas, la pública y la ordinaria, la última siendo la disputa libre.


Este es un recorrido histórico a grandes rasgos de lo que ha sido la reflexión humana a lo largo de la Historia, hasta Santo Tomás de Aquino, en cuanto a Dios se refiere. La intención con ello es conocer y tener presente que el ser humano siempre ha estado interpelado por la cuestión de Dios, y ha centrado gran esfuerzo en darle solución, pero a pesar de ello, queda mucho camino por recorrer. Ante todo es de reconocer el interés del espíritu humano por acercarse a Dios, que a pesar de ser realidad absolutamente superior, se presenta como misterio, convirtiéndose en un reto a la gran capacidad intelectiva del ser humano. Ante esto no queda más que pedirle al señor soberano del mundo, su iluminación, y guía para que el hombre logre acercarse a los misterios divinos.
































2. LA EVIDENCIA DEL CONOCIMIENTO DE DIOS


Al comenzar la reflexión sobre Dios es necesario iniciar por la pregunta más sencilla. ¿Dios es evidente por si mismo o no lo es?, Este cuestionamiento nos enfrenta a dos tendencias, cada una con algo de verdad pero ninguna con la verdad total, la primera nos hace pensar que Dios si es evidente por si mismo, por lo tanto no es necesaria su demostración, la segunda sostiene que Dios no es evidente por si mismo, lo cual abre la posibilidad a la demostración de la existencia de Dios. A continuación conoceremos las dos tendencias y los diferentes planteamientos que ellas sostienen, con posterior aclaración del doctor angélico del por qué sí o del por qué no de la validez de sus propuestas.


2.1.DIOS ES EVIDENTE POR SÍ MISMO


Esta primera tendencia es sustentada mediante tres proposiciones a las que el doctor angélico rebate categóricamente.


  1. Lo dicho en la alusión que Santo Tomas hace citando al Damasceno al inicio de su libro, “el conocimiento de que Dios existe está impreso en todos por naturaleza”10, proposición que al parecer daría solución a nuestro problema, afirmando que Dios es evidente por sí mismo.


2. Es mas parece ser, que el ser humano comprende lo que significa el nombre, “Dios”, ya que apenas es pronunciado lo referenciamos, es decir lo identificamos, y “si con ese nombre se da a entender lo más inmenso que se pueda comprender, mas inmenso es lo que se da en la realidad y en el entendimiento. Como quiera que comprendido lo que significa, este nombre, inmediatamente esta en el entendimiento, habrá que concluir que también está en la realidad. Por lo tanto Dios es evidente por sí mismo”11.


Parece ser que como al escuchar el nombre de Dios, lo identificamos osea está en la realidad, y lo comprendemos, es decir está en nuestro entendimiento, y teniendo en cuenta que Dios es lo más inmenso que se pueda pensar, y que lo mas inmenso que se pueda pensar es aquello que está en la realidad y en el entendimiento, entonces, Dios es evidente por si mismo.


3. La tercera proposición que busca afirmar la evidencia del conocimiento de Dios, versa sobre la verdad, ya que podemos afirmar que la verdad existe, y que ello es evidente por sí mismo. Es imposible negar la verdad, ya que si negamos la existencia de la verdad, necesariamente tiene que ser verdadero, que la verdad no existe, entonces tenemos una verdad, y para que exista una verdad, lógicamente debe existir la verdad.


Escudriñando la palabra revelada en la Biblia, en una parte del evangelista Juan nos dice “yo soy el camino, la Verdad y la vida”12, por lo tanto parece ser que Dios si es evidente por sí mismo.


2.2.DIOS NO ES EVIDENTE POR SÍ MISMO


En contraste a los planteamientos anteriores, al hacer un recorrido por la realidad sensible, podemos afirmar que las cosas que existen, son tan evidentes que no se puede negar su existencia, porque no dan paso a la duda de su ser, el cual se hace visible. Pero en este recorrido por la Physis, no nos encontramos con Dios, pero con lo que si nos encontramos es con personas que niegan la existencia de Dios, por lo tanto la existencia de Dios no es evidente por si misma, ya que por una parte, no se presenta directamente a nosotros y por otra existen quienes lo niegan. Dios no es evidente, ya que lo evidente no se puede negar, y sería necio e ilógico negar lo evidente. Si nos dicen Dios es evidente por si mismo, necesariamente tendrán que mostrarnos a Dios, ya que lo evidente es lo visible, comprobable empíricamente, pero como a Dios no lo encontramos en los datos sensibles, entonces parece ser que Dios no es evidente por sí mismo.


Nos enfrentamos pues a un problema que presenta dos premisas contrarias entre si, para llegar a comprender claramente la conclusión, primero es necesario aclarar los términos que componen la formulación problemática, ¿Dios es evidente por si mismo o no lo es?.

Debemos entender a Dios no solamente como ser, sino como principio y fin de las cosas, es decir causa de todo cuanto existe, recordemos que ontológicamente, Dios en Santo Tomás ocupa el tercer nivel ascendente, escala en la que en el primer grado están los entes, en el segundo grado el ser en si, y en el tercer grado el ser subsistente.


El segundo término a aclarar es la palabra “Evidente”, y nos referimos a ella como a la acción misma de presentarse algo a alguien a los sentidos.


Una vez aclarados los términos que componen nuestra formulación problemática, “hay que decir: que la evidencia de algo puede ser de dos modos. Uno, en sí misma y no para nosotros. Otro, en sí misma y para nosotros. Así una proposición es evidente por sí misma, cuando el predicado está incluido en el concepto del sujeto”13.


23. EVIDENCIA EN SÍ MISMA Y PARA NOSOTROS


Existen cosas evidentes en sí mismas y para nosotros, es común encontrarnos con ellas, tales como, la noche es oscura, el fuego quema, el agua moja, estas proposiciones cumplen esta característica, ya que el predicado está incluido en el concepto del sujeto, es decir el predicado oscura, está incluido en el sujeto noche, ya que es bien conocido por todos que la noche es oscura, de igual manera el predicado quema, en el sujeto fuego, o el predicado moja, en el sujeto agua. De esta manera queda claro entonces el primer tipo de evidencia, que es la evidencia en sí misma y para nosotros.


2.4. EVIDENCIA EN SÍ MISMA Y NO PARA NOSOTROS


Abordamos ahora el segundo tipo de evidencia, que es la evidencia en sí misma y no para nosotros, osea “si algunos no conocen en qué consiste el predicado, y en qué el sujeto, la proposición será evidente en sí misma, pero no lo será para los que desconocen, en qué consiste el predicado, y en qué el sujeto de la proposición”14.


El ser humano posee muchas capacidades cognoscitivas, pero pese a los múltiples esfuerzos académicos e intelectuales, que realice, no es y nunca será conocedor de la totalidad de la realidad, es decir su conocimiento es limitado. Si bien es cierto que unas personas conocen más que otras, ni siquiera ellas, conocen el sujeto y el predicado de muchas realidades complejas. La proposición dios existe, de entrada se hace incognoscible para el ser humano, por lo tanto no es evidente para nosotros, pero el hecho de no ser evidente para nosotros, no le quita la evidencia en sí misma, puesto que en la proposición Dios existe, tanto el sujeto como el predicado se incluyen, como lo veremos más adelante.


Visto el segundo modo de evidencia, decimos entonces que como no conocemos, en qué consiste o qué características tiene Dios, para nosotros no es evidente. Siendo así, el tema de la existencia de Dios se presenta como problema en dos sentidos. En primer lugar, en el sentido de demostrabilidad, que supone o implica dos cosas: que la existencia de Dios no es un dato evidente, simplemente observable (en ese caso sería mostrable, no demostrable); y que, no siendo evidente en sí, se puede llegar a su conocimiento por vía de demostración, o conocimiento racional. En segundo lugar, supuesta la posibilidad de indagar su existencia, queda el problema de la demostración o realización de aquella posibilidad.


Por lo tanto, Dios no es evidente, y como queremos demostrar su existencia, vamos a demostrarlo, por medio o a través de lo que es más evidente para nosotros, y lo más evidente para nosotros es aquello de lo cual conocemos, el significado del sujeto y el predicado, este conocimiento lo logramos de las cosas sensibles, osea de los entes, lo cual quiere decir, que vamos a demostrar la existencia de Dios, partiendo o tomando como base las realidades sensibles, es decir conoceremos a Dios, por sus efectos.


Antes de avanzar y para no dejar dudas es necesario aclarar las tres objeciones, que sostienen que Dios es evidente por sí mismo.


  1. En cuanto a la primera, osea, la que hace Santo Tomás citando al damasceno15, que nos dice, que el conocimiento de que Dios existe, está naturalmente inserto en todos, podemos decir que si este argumento fuera cierto: en primer lugar hubiese evitado todo un esfuerzo intelectual, en su afán de buscar argumentos para demostrar la existencia de Dios.


En segundo lugar, si fuese cierto que el conocimiento de Dios está implantado, en el ser humano por naturaleza, entonces, no existirían quienes niegan a Dios, ni tampoco, tendríamos la necesidad de crear está reflexión, ya que nunca a nadie le hubiera tenido la duda sobre si existe o no existe Dios.


En tercer lugar, desde el punto de vista cognoscitivo-psicológico, no podemos caer en el error de confundir lo aprendido por costumbre, con lo natural, ya que es comprobado que nos acostumbramos desde muy temprana edad, a pensar que Dios existe, y luego no identificamos cuando adquirimos esa costumbre, por lo que podemos pensar que es un conocimiento natural, en la mente del hombre.


B. En cuanto a la segunda objeción, la que nos dice que “si comprendemos el nombre de Dios, inmediatamente podemos concluir que Dios existe”16, hay que decir, “que es probable que quien oiga la palabra, Dios, no entienda que con ella expresa lo más inmenso que se pueda pensar, pues de hecho algunos creyeron que Dios era cuerpo”17, por lo tanto no todas las personas entienden la palabra, Dios, como lo más inmenso que se pueda pensar, es más, los que no creen en Dios, no lo aceptan como lo más inmenso que se pueda pensar, puesto que no aceptan que en la realidad, haya algo mayor de lo que pueda pensarse.


  1. A la tercera objeción, que versa sobre la verdad, hay que decir. “Que la verdad en general existe es evidente por sí misma; pero que exista la verdad absoluta, esto no es evidente para nosotros”18.


La verdad la conocemos todos, es evidente y asequible a todos los seres humanos, está al alcance, se nos presenta día a día, ya que tan solo con observar la lluvia y decirle a mi semejante, “está lloviendo”, se hace presente la verdad. Hay un tipo de verdad que no es alcanzable por el ser humano y esta es la verdad absoluta, ya que en la proposición, verdad absoluta, no somos conocedores del sujeto y del predicado, puesto que si, conozco, el sujeto, “verdad”, no conozco el predicado, “absoluta”, siendo este algo inalcanzable al hombre.


Una vez, explicando el porque no de las posibles objeciones que se presentan, y quedando claro que Dios es evidente en sí mismo, pero que no lo es para nosotros, la demostración de la existencia de Dios es entonces una necesidad a la que intentaremos responder, aclarando paulatinamente todas las dudas que se puedan presentar, para obtener la solución válida, objetiva, convincente y fiel al pensamiento Tomista.


Como anteriormente dijimos, a Dios lo vamos a conocer por sus efectos, que son los entes, ya que por medio de un efecto es posible conocer su causa, las causas que obran en la naturaleza, si bien actúan o causan de una manera real o efectiva, dependen, sin embargo, de otra causa para ser y para obrar. Así, por ejemplo, el crecimiento de las cosechas depende (en parte) de las lluvias caídas sobre los campos; éstas, de la formación de las nubes; éstas, de la condensación del vapor, el cual procede de la evaporación de los mares, etc.


Esto nos revela que todas las causas que actúan en el mundo tienen el carácter de causas segundas, es decir, de causas causadas, ya que todas las cosas que obran son contingentes (o no tienen en sí mismas la causa de su ser).


Es preciso entonces buscar una Causa Primera, causa de sí misma, que explique el ser de cuanto es y la actuación de todas las causas segundas que en sucesión o en simultaneidad obran en el mundo.



Si lo que conocemos son, ante todo, las cosas finitas, y si éstas no tienen en sí mismas su causa o razón de ser, será necesario que exista una causa o razón suprema.


Pero el camino no se despeja aún, ya que normalmente, cuando se va a demostrar la existencia de algo o alguien, primero hay que saber si es o no es demostrable; por ejemplo, cuando se quiere demostrar la existencia de la enfermedad llamada “SIDA” en un ser humano, es necesario tener los datos con anterioridad, sobre si esa enfermedad es demostrable o no. Similarmente al querer demostrar la existencia de Dios, primero hay que saber que saber si la existencia de Dios, es o no es demostrable, ya que no se puede iniciar sobre una posibilidad, puesto que no se puede demostrar algo que no es demostrable o por lo menos no se sabe que es demostrable, pero por el contrario si se sabe que el objetivo perseguido es posible, esto le aportará firmeza a la investigación.

















3. ES POSIBLE DEMOSTRAR QUE DIOS EXISTE?

La búsqueda de una Causa Primera que explique el ser y el obrar contingentes de todas las cosas de este mundo es precisamente la búsqueda de Dios, puesto que por Dios ha de entenderse, el ser que es causa de sí mismo y origen primero de cuanto existe.


Sobre el problema de la existencia de Dios han habido distintas posiciones entre los filósofos a lo largo de los tiempos.


3.1 POSICIONES HACERCA DE LA POSIBILIADAD DE CONOCER A DIOS DESDE LA RAZÓN HUMANA


A continuación se plasmará a nivel general, las principales ideas que a lo largo de la historia se han presentado, y los representantes más destacados que han filosofado sobre la posibilidad de conocer a Dios desde la razón humana. Cada tendencia se desarrolla con características propias, en algunos casos dieron pauta para fortalecer u originar escuelas o corrientes de gran repercusión.


En primer lugar están quienes de una manera radical simplemente niegan la existencia de Dios. Para ellos no es posible conocer a Dios ya que simplemente él no existe. Son los llamados ateos. Quizá los más característicos de la historia sean los materialistas modernos. Una forma especial de ateísmo es el panteísmo, que identifica a Dios con el conjunto del Universo y le niega un carácter personal y distinto del mundo. Tal es el caso de Espinosa (siglo XVII), que ya conocemos, y de los antiguos estoicos.


Otros autores declaran que Dios es incognoscible, es decir, que no se puede tener ningún conocimiento de su existencia. Son éstos los agnósticos, que no niegan que Dios exista, sino que sostienen que no se le puede llegara conocer. Cabe citar entre ellos a Kant y a los antiguos epicúreos.


Un tercer grupo de pensadores, el más extenso, afirma que Dios existe, y que de algún modo podemos conocerle. Pero entre ellos hay también distintas posiciones:

Algunos sostienen que a Dios se le conoce de un modo directo, inmediato: que Dios se hace patente a nuestra experiencia. Son estos los ontologistas (Malebranche, Gioberti, Rosmini, entre otros). Para ellos no es precisa una demostración racional de la existencia de Dios, puesto que basta una visión sensible de lo que es por sí mismo evidente.


Otros, los fideístas, creen que a Dios se puede llegar por la fe, pero no por la razón. La fe es para ellos un modo de saber, pero no racional ni basado en la razón, sino completamente ajeno a ella. Cabe citar entre éstos a Daniel Huet (siglo XVII) y a las corrientes que dan a la fe una fundamentación afectiva o sentimental (siglo XIX).

Estás son las posiciones más sobresalientes que a lo largo de la historia han tomado, diferentes grupos de pensadores. Aunque en ocasiones, algunas posiciones pareciesen no tener fundamentos suficientes para argumentar su sustentación, ninguna de ellas merece el desprecio ni la crítica destructiva, ya que todos los intentos de reflexión sobre Dios, merecen gran respeto, puesto que Dios es el absolutamente otro en relación con el hombre y con todas las cosas naturales, por ende su estudio presenta gran dificultad, en cuanto que las formulaciones racionales que de él se pretendan, deben tener mucha coherencia lógica, para no caer en errores antifilosóficos, y en otro sentido, tampoco atentar contra la fe o creencias del ser humano.

Continuando el camino sobre, el conocimiento de la existencia de Dios, es preciso plantear la pregunta que nos abrirá las puertas a la demostración de la existencia de Dios. ¿Es posible demostrar que Dios existe?, esta pregunta es un paso ineludible en la pretensión primera, en donde se tiene por objetivo demostrar la existencia de Dios.

Cuando se realiza una actividad, hay que interrogarse si es posible lograrla, cuando el astronauta quiere realizar un viaje espacial, por ejemplo a la luna, comienza por investigar, si es posible lograr esa meta, y después de dar respuesta a la pregunta inicial, si ella es positiva, inicia a elaborar el camino o la estrategia que lo llevará allá.


En el caso es importante seguir el proceso metodológico, elaborando la estrategia adecuada que guiará a la meta, sabiendo de antemano, que es posible llegar a ella. Para llegar con claridad a demostrar la existencia de Dios, es preciso, elaborar un camino preciso, y este camino, conlleva, en este paso, saber si es posible demostrar la existencia de Dios, y si la respuesta fuese afirmativa se continuará, con plantear el camino o en lenguaje Tomista, las Vías, que demuestran la existencia de Dios.


La cuestión sobre si la existencia de Dios, es, o no es demostrable, plantea tres objeciones, que niegan la posibilidad.


3.2 OBJECIONES QUE NIEGAN LA POSIBILIDAD DE LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS


3.2.1Dios únicamente es artículo de fe. La primera objeción sostiene que “la existencia de Dios. Es artículo de fe, pero los contenidos de fe no son demostrables, puesto que la demostración convierte algo en evidente, en cambio la fe trata lo no evidente”19, siendo así sería entonces imposible demostrar que Dios existe.


Esta objeción no es así, ya que la existencia de Dios, no es un artículo de fe propiamente dicho, sino que es un preámbulo a la fe que se tenga, de lo que es Dios.


3.2.2 Lo ilimitado no puede ser contenido en lo limitado. La segunda objeción dice: “La base de la demostración está en lo que es. Pero de Dios no podemos saber que es, sino solo que no es”20. El ser humano es limitado, y Dios es ilimitado, por lo tanto no podemos saber que es Dios, ya que lo ilimitado, no puede contenerse en lo limitado.


A pesar de esto la posibilidad de conocer la existencia de Dios, no queda cerrada, es mas se abre una gran ventana, y está es la de los efectos; es decir, el conocimiento de Dios será posible a través de sus efectos. A quienes pretendan negar que a través de los efectos se puede llegar al conocimiento de Dios, es aclarado, que de entrada, no se pretende conocer la esencia de Dios, sino tan solo su existencia, por lo tanto y con total seguridad se puede decir, que si es posible, ya que todo efecto tiene una causa, y a la causa de los entes es a lo que llamamos Dios, puesto que nadie puede darse el ser a sí mismo, sino que lo recibe de un ser superior, como lo será probado más adelante.


No es de cuestionarse en un primer momento qué es Dios, ya que este planteamiento, exige responder antes a otro cuestionamiento, ¿Dios existe?, ya que no se puede saber o por lo menos es ilógico, pretender saber qué es algo, si no existe o por lo menos no se tiene pleno conocimiento, de que existe.


3.2.3. Desproporcionalidad de los efectos con la causa. La tercera objeción, niega la posibilidad de conocer a Dios a partir de sus efectos, y sostiene, que “si se demostrase la existencia de Dios, no sería mas que a partir de sus efectos, pero sus efectos no son proporcionales a él, en cuanto que los efectos son finitos, y él es infinito; y lo finito no es proporcional a lo infinito”21, parece ser entonces que la causa, osea, Dios, ser infinito, no puede ser demostrado por sus efectos, seres finitos, ya que no hay proporcionalidad, la grandeza de Dios, no puede verse contenida en los entes, pareciese entonces, que la existencia de Dios no puede ser demostrada.

Si bien es cierto, por los efectos, que no son proporcionales a la causa, no es posible conocer con exactitud el ser de la causa, pero por cualquier efecto, por más desproporcional que sea, de lo que si se tiene certeza, es de que su causa, osea, Dios, existe. Por ejemplo, si se conoce al hijo, no se sabe con exactitud como era su padre, pero de lo que si se tiene certeza, es de la existencia de su padre, de igual manera al conocer los entes, no se conoce a Dios, pero si se tiene certeza de que Dios existe, ya que los entes son efecto de Dios.


3.3. DEMOSTRAR FILOSÓFICAMENTE LA EXISTENCIA DE DIOS SI ES POSIBLE


Después de conocer las objeciones, en contra de la posibilidad de demostrar racionalmente la existencia de Dios, queda claro que no tienen argumentos suficientes, que sustenten sus postulados, ni con rigurosidad lógica, ni con rigurosidad metafísica, por lo tanto, ninguno de ellos es válido, ni afecta la intención de esta investigación.


Es de afirmar con plena seguridad, que la existencia de Dios si es demostrable, y que el camino o vía para demostrarla, es partiendo de los elementos de la experiencia, tratando de esclarecer el argumento, que los pone en relación con un ser superior.


La demostración entendida, como “el acto por el cual, la inteligencia establece una continuidad necesaria, entre proposiciones ciertas, o premisas y otra proposición, que a su vez, llaga a ser cierta, y que se llama conclusión”22, puede darse de dos maneras. La primera, es iniciando por la causa, osea, lo que está antes de cualquier otra cosa; la causa es lo primero, es decir aquello de lo cual se desprenden todas las demás cosas.


Esta primera manera es deductiva, ya que inicia por lo más absoluto, y pretende esclarecer, cómo es que a partir de ello, se dan u originan los entes. Esta primera manera es llamada: A causa de.


La segunda manera inicia por el efecto, siendo este lo más evidente; es aceptado por todos, puesto que con lo primero que se encuentra el hombre, es con el ente, es decir con el efecto, entonces el efecto es más evidente que la causa, y a través del efecto, es posible conocer la causa. “Está vía recibe el nombre de porque. Por cualquier efecto puede ser demostrada su causa (siempre que los efectos de la causa se nos presenten como más evidentes): porque, como quiera que los efectos dependen de la causa, dado el efecto, necesariamente, antes se ha dado la causa”23.


El camino a seguir, es el propuesto en la segunda manera, es entonces un camino ascendente, es decir, a través de lo evidente, que son los efectos, se conocerá, la existencia de la causa.


Antes de continuar, es importante aclarar lo concerniente al conocimiento de la causa, a través de los efectos. La pregunta básica entonces es la siguiente: ¿Por qué la causa es demostrable por los efectos?. Para responder está pregunta la remisión es a Aristóteles, quien lo justifica de la siguiente manera.


Se llama causa en un primer sentido, la materia inmanente de lo que algo se hace; por ejemplo, el bronce es causa de la estatua, y la plata de la copa, y también, los géneros de estas cosas. En otro sentido, es causa la especie y el modelo; y éste es el enunciado de la esencia y sus géneros (por ejemplo de la octava musical, la relación de dos a uno, y, en suma, el número) y las partes que hay en el enunciado.


Además aquello de donde procede el principio del cambio o de la quietud; por ejemplo, el que aconsejo, es causa de la acción, y el padre es causa del hijo, y en suma el agente de lo que es hecho, y lo que produce el cambio de lo que lo sufre24.


De lo contenido en la naturaleza, es posible distinguir, lo que es efecto de lo que es causa, y conociendo el efecto se puede deducir la existencia de su causa. En cuanto a Dios, la relación causa-efecto, se da de la misma manera, siendo que Dios es la causa de todas las causas, la causa que no tiene causa. Necesariamente tiene que ser así, ya que es imposible encontrar en lo natural, una causa primera que de origen a todas las demás, esto no es posible ya que lo natural, es corruptible, osea, sufre cambios, se acaba. La causa original por lo tanto no puede ser contingente, porque si fuese así no sería causa original, ya que esta necesariamente debe superar, el tiempo y el espacio.


La causa original es entonces lo que se identifica con Dios, y siendo que las causas naturales, son efecto de él, y que la relación causa efecto, es posible aplicarla, al caso, entonces se concluye, que es posible conocer a Dios por sus efectos.


Quedando demostrado, claramente, que si es posible demostrar racionalmente la existencia de Dios, en las líneas siguientes, se demostrará. Es importante tener en cuenta, que la demostración, que Santo Tomás desarrolla sobre la existencia de Dios, no es por incredulidad, ni por carencia de fe, sino que pretende a través de la filosofía, justificar racionalmente, la fe creída, y aceptada con anterioridad.































  1. ELEMENTOS Y ESTRUCTURA DE LAS FORMAS

DE DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS


En esta parte de la investigación se pretende demostrar la existencia de Dios, a través de las cinco vías desarrolladas por Santo Tomás de Aquino, lo cual quiere decir, que hay dudas sobre él, dudas sobre si existe o no. En ocasiones el ser humano se interroga sobre, si Dios existe y siendo él el bien; entonces por qué es evidente el mal en el mundo?, o si Dios es la razón de todo, por qué, existen cosas naturales, que son razón de ser de otras cosas?. Estas y muchas otras son las dudas, que rondan la mente humana, y que parecieran gritar, que para explicar la realidad, no hay necesidad de acudir a la existencia de Dios.


Ante esto, pero no porque él tenga estas dudas, sino que partiendo del Dios de la fe, Santo Tomás, prueba la existencia de Dios de cinco maneras distintas, a las que llama vías.


Las cinco formas de demostrar la existencia de Dios, son producto de la combinación, sistematización, agrupamiento y ordenamiento de argumentos desarrollados por otros autores, principalmente: Platón, Aristóteles, Avicena y San Juan Damasceno; valiéndose de estos autores, Santo Tomas profundizo originalmente los postulados desarrollados, dándoles un tinte personal, de profundidad, y consistencia racional.


La demostración del Doctor Angélico, es A posteriori, es decir, “parte de una realidad ontológicamente posterior al objeto de la conclusión: va del efecto a la causa”25, convirtiéndose este, en el único camino posible, para llegar a demostrar la existencia de Dios.


El conocimiento derivado o a posteriori responde a la estructura de la inteligencia humana. El hombre conoce con facilidad las cosas sensibles y concretas, que percibe de modo inmediato: esta piedra, aquel árbol; asimismo, el viento que arrastra esta piedra y el crecimiento de aquel árbol. a partir de este conocimiento inmediato, la inteligencia del hombre es capaz de abstraer mentalmente las esencias de esas cosas sensibles: los conceptos de piedra, árbol, movimiento, vida, etc., y adquirir un nuevo conocimiento de valor universal.


Las pruebas que Santo Tomás desarrolla, son llamadas también, “pruebas Cosmológicas”, porque parten de una realidad presente en el universo.

El ser humano se encuentra en el centro del cosmos, rodeado tanto espacialmente, como ontológicamente, por diversas realidades, tales como: minerales, animales, vegetales, y por otros seres humanos, las cuales cuestionan profundamente al hombre, sobre el sentido de ser, no solo de él, sino de los demás seres que lo rodean.


El hombre es el único ser de la naturaleza, que es racional, es decir tiene conciencia, piensa y actúa libremente, de ahí, que nazca en él la natural curiosidad que lo lleva a cuestionarse, sobre la justificación de su existencia, y es de apenas normal, que “Corresponde a nuestra inteligencia elevarse, hasta el creador a partir de la experiencia, sea externa, sea interna”26, siendo esto una actividad intelectual que pretende atender inquietudes espirituales, y existenciales.


Las pruebas partirán entonces de la realidad, de hechos visibles, de situaciones que se presentan al hombre cuestionando su existencia. Convirtiéndose de esta manera, el hombre y el universo en el punto real del que parte la reflexión sobre Dios, y que si bien se desarrollara por cinco Vías diferentes, sigue caminos paralelos.


La reflexión metafísica como tal, tiene varios puntos aclarativos, que debemos tener en cuenta, paran ello, el esquema que se aplica de aquí en adelante, ha sido tomado y complementado de los escritos de Angel Luis González, y Michel Grison, que están respectivamente enunciados en la bibliografía.


  1. El camino ascendente que desarrollan las Vías, es totalmente metafísico. No son cuestiones de la física, aunque parten de lo físico, ni tampoco son cuestiones matemáticas o positivas.


  1. El punto de partida, siempre son los entes, entendidos como creaturas causadas, que necesitan explicar su ser, a través de una causa superior, que necesariamente es una causa incausada. De esta manera la reflexión tratará sobre el paso que explica la existencia del ser superior, conociendo, la causa del ser del ente.


  1. La causalidad en torno la cual se reflexiona, es una causalidad del ser, osea, metafísica y no fenoménica o física.


  1. Aunque se tratará de justificar racionalmente la fe, es preciso diferenciarla de la razón, ya que la fe nos es un ingrediente de la demostración metafísica.


Teniendo en cuenta los puntos anteriores, que aclaran la composición de los postulados de Santo Tomás, se dice que la demostración metafísica, tiene un proceso, y antes de iniciar con ella, es necesario, que se conozcan los elementos de dicho proceso, los cuales son cuatro.


  1. Punto de partida.

  2. La aplicación de causalidad al punto de partida.

  3. Imposibilidad de proceder al infinito.

  4. Término final. Necesidad de la existencia de Dios.”27



4.1. ELEMENTOS QUE COMPONEN LAS VÍAS.


4.1.1. El punto de partida. El punto de partida es el ente material, que aunque es empírico, da la posibilidad, de una proyección metafísica, ya que refleja signos de dependencia. Los cuales dejan ver que el ser del ente experimentado, es el reflejo de un ser más elevado, es decir, el ser del ente experimentado, tiene su origen o justificación en un ser superior.


Los puntos de partida en cada una de las vías, son los siguientes:


  1. Las creaturas se mueven, experiencia de movimiento.


  1. Las creaturas obran. Experiencia de al causalidad eficiente.


  1. Las creaturas no son necesarias por sí mismas. Diversos grados de necesidad.


  1. Las creaturas poseen grados de perfección.


  1. Las creaturas están finalizadas. Experiencia del orden del universo”28.


4.1.2.Aplicación de la causalidad al punto de partida. Santo Tomás desarrolla cinco vías, que son argumentos metafísicos, los cuales, convergen en un primer ser. Cada una de las vías, tiene un punto de partida diferente, pero tal es la sistematicidad de la obra Tomista, que a pesar de tener un punto de partida diferente, todas las vías, conservan unidad, y relación de causalidad, la cual se da de la siguiente manera en cada una de las vías.


  1. Todo lo que se mueve, se mueve por otro.

  2. Toa causa subordinada, es causada por otra, o mejor, es imposible que algo sea causa eficiente de sí mismo.

  3. El ser contingente es causado por un ser necesario.

  4. Toda perfección graduada es participada. (y por tanto causada).

  5. La ordenación a un fin es causada”29.


Sin duda alguna, los cinco elementos naturales de los que se parte, guardan relación de causalidad, con una causa que nos esta en la naturaleza, sino que es infinitamente superior, posee naturaleza metaempírica, y tiene influencia, sobre lo empírico.


4.1.3.Imposibilidad de proceder al infinito en la serie de causas. Es bien conocido, que los entes en cuanto tal, no son causa eficiente de sí mismos. La causa eficiente debe entenderse como aquello de lo cual procede todo, y que ella no procede de ninguna otra causa. Es imposible e ilógico pensar que un ente natural pueda darse el ser a sí mismo, ya que es comúnmente observable en lo natural, la impotencia para dicha tarea.


En la naturaleza es posible encontrar causas, pero ha de entenderse, que ellas son causas segundas, es decir dependen de una causa primera. Es claro entonces que la búsqueda se dirige hacia la causa primera. La búsqueda de la causa primera, no se logra a través de lo sensible, esto sería imposible, ya que de lo sensible únicamente nos resultan causas segundas.


La búsqueda de la causa eficiente primera tiene entonces un valor ontológico, es decir se desarrolla por un proceso inteligible, en donde la razón realiza un gran esfuerzo en su anhelo de alcanzar la realidad metafísica.


Es razonable que exista una primer causa de la cual dependan todas las demás, ya que es imposible, que un ente dependa de una serie de causas infinitas, porque todo cuanto existe tiene su principio en algo, ya que un ente no puede proceder de la nada, porque la nada es no ser, y el no ser no puede llegar a ser. Por lo tanto es necesario que exista Dios como primera causa de todo cuanto es.


4.1.4 . El término de las vías. El resultado de cada una de las vías, necesariamente

concuerda y llega a Dios. La conclusión de cada una de las vías, no es probativa, sino explicativa, ya que no termina afirmando “Dios existe”, sino que termina con deducciones como: “en este todos reconocen a Dios”30,o, “todos la llaman Dios”31,o, “todos le dicen Dios”32,o, “le llamamos Dios”33, respectivamente con la vía desarrollada.


A cuantos anhelan llegar a conocer racionalmente a Dios, no solo como ser, sino como primera causa, les digo que solo una ves comprendidos los pasos y elementos que contienen las formulaciones Tomistas, se podrá acceder a tan alto grado del conocimiento humano, que solo es reservado para quienes persiguen nobles ideales, y es de advertir que cualquier formulación, que no se adapte a los elementos prescritos o rompa el esquema anterior, está fuera del pensamiento del doctor Angélico.


Las vías Tomistas son cinco, cabe entonces preguntarse, ¿por qué cinco?. Tanto el orden de cada una de las vías, como su punto de partida obedecen no solo a la reformulación de la doctrina del primer motor inmóvil de Aristóteles, sino a una profunda reflexión hecha por Santo Tomás, sobre los posibles puntos de partida, a los que tiene acceso la limitada capacidad cognitiva del hombre, más aún tratándose de cuestiones metafísicas el encontrar puntos de partida físicos es muy complejo y debe tener una gran justificación, para que la reflexión no sea solamente idealismo, y además para que se pueda desarrollar la vía de ascenso a la realidad metafísica de una manera sistemática y universal.


Son cinco consideraciones o Cosmovisiones del mundo perceptible por los sentidos, que dan pie a las cinco vías, poseen un orden sistemático, el cual inicia por lo mas claro o evidente a nuestra capacidad cognoscitiva, abarcando los posibles puntos de vista filosóficos de la realidad y avanza superando el umbral de la física para elevarse a la reflexión metafísica.


Una ves aclaradas las diferentes especificaciones necesarias en la reflexión sobre el conocimiento de la existencia de Dios, se procederá a entender y reflexionar sobre las cinco maneras de conocer a Dios propuestas por Santo Tomás de Aquino. Que iluminados por tan alto grado del conocimiento humano sea posible experimentar en la vida y en el cosmos la presencia de Dios, como realidad ontológica de la cual pende el ser de toda realidad.


La visión que se tiene de vida, del cosmos, de Dios, está a punto de cambiar, ya que por medio de la reflexión Tomista se saldrá de la oscuridad de la ignorancia, o del escudo del fideismo, para entender el lugar del hombre en el mundo y el lugar que ocupan las demás realidades físicas, pero ante todo se entenderá la relación del ser humano y la totalidad de la naturaleza con Dios, y de está manera no sucumbir ante ideologías que van en contra de Dios y que no tienen la suficiente consistencia racional siquiera para tener validez Lógica. Si la creencia en Dios es autentica, la fe no se verá en lo más mínimo afectada, es más será justificada, pero si la fe que se pueda tener se basa en una viciada creencia, serán aclaradas las incongruencias de la misma.


Las vías serán desarrolladas teniendo en cuenta el esquema explicado en el numeral tres, el cual consta de: un punto de partida, aplicación del principio de causalidad al punto de partida, imposibilidad de proceder al infinito en al serie de causas y término de la vía.


Los caminos que se siguen como ya se dijo anteriormente parten de la realidad sensible, cada camino se toma entonces de una visión del mundo. La exposición de las cinco Vías, inicia por lo más evidente, que es el movimiento, continuando con la causa eficiente, lo posible y lo necesario, los grados de perfección, y finalidad, respectivamente. Quedando claros los diferentes aspectos que van a entrar en juego, a la hora de comprender el proceso racional elaborado por Santo Tomás de Aquino, que demuestra la existencia de Dios, es hora de iniciar a recorrer cada una de las cinco Vías.
















5. LAS CINCO VÍAS QUE DEMUESTRAN LA EXISTENCIA DE DIOS


5.1 PRIMERA VÍA: SE DECUCE DEL MOVIMIENTO


Según el doctor Angélico34 la primera vía y la mas clara es la que se deduce del movimiento, pues es cierto y lo perciben los sentidos, que en el mundo hay un continuo movimiento, siendo también evidente que todo cuanto se mueve, es movido por otro. Omne quod movetur ab alio movetur.


La primera vía Tomista parte de lo normalmente evidente a todos, y ello es el movimiento, que en la Physis es imposible de negar. Partiendo del movimiento se realizará un ascenso hasta el primer motor inmóvil.


5.1.1. Punto de partida. En el punto de partida en cada una de las cinco Vías, si bien es cierto se tiene en cuenta un dato sensible, físico, empírico, o experimental, este dato tiene la característica de ser visualizado desde la óptica metafísica, es decir se toma el dato sensible y se trasciende el hecho de su materialidad, llegando a descubrir su principio ontológico. En el fondo las cinco vías se desarrollan de manera metafísica, ya que lo sensible únicamente es el punto de partida, de ahí su realismo y su fuerza argumental.


Cada vía recibe un nombre, física, existencial, metafísica, teológica, respectivamente, este nombre se les otorga en razón del punto de partida del que proceden.


En la primera que es la que atañe en estos momentos, el punto de partida físicamente hablando es el movimiento, entendido como la acción de cambio que sufren las cosas. En el plano metafísico el punto de partida es el paso de la potencia al acto. “De hecho nada se mueve, a no ser, que en cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es mas que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar al acto, mas que por quien está en acto”35.


5.1.2. Aplicación de la causalidad al punto de partida. El movimiento es paso de la potencia al acto, y este paso solo puede ser realizado por quien es acto. En este sentido, un ente no puede causar en sí mismo, el cambio de la potencia al acto, ya que no es posible que algo este a su ves bajo el doble estado de potencia y acto en cuando a la misma circunstancia, porque esto sería ser y no ser, lo cual no pude darse. Proposición, que según Angel Luis González36, se resuelve rápidamente con el principio de no contradicción, el cual dice que si un ente se moviese a si mismo, entonces el ente podría dar lo que no tiene, por lo tanto sería lo que no es.


Comprendido el punto de partida, cuyo planteamiento es que el movimiento es un hecho evidente en el cosmos, o lo que metafísicamente se entiende como el paso de la potencia al acto y aplicado el principio de causalidad, que nos dice que este paso no puede darlo ningún ente por si solo, sino que necesita de otra realidad que ya esté en acto, queda entonces abierta la cuestión y la vía de acceso a la tercera etapa.




5.1.3. Imposibilidad de proceder al infinito. En cuanto a la imposibilidad de proceder al infinito, el doctor Angélico subraya, “Todo lo que se mueve, necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y este por otro”37. El movimiento entonces se da secuencialmente, en donde todos los entes, cosas, o realidades experimentales, tienen una causa, que es la causa inmediata del movimiento y esta a su vez tiene otra causa, pareciese entonces que la serie de causas se prolonga indefinidamente. Es inútil y poco razonable extenderse en una serie de causas infinitas, intentar esto no es más que atrasar el problema.


Es necesario, aceptar la existencia de una causa primera de la cual provengan todas las demás, por lo tanto si la causa primera no existiera, entonces no habría causa intermedia, ni última, y por lo tanto se terminaría negando el efecto del que se parte. Pero el efecto del que se parte es imposible de negar, porque negarlo sería negar la realidad sensible, lo cual es poco razonable, y falto de lógica alguna.


“Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que mueve y así no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más, que por ser movidos por el primer motor”38. Ilustrando las palabras del Doctor Angélico, mediante un ejemplo, se puede decir que, para poder escuchar la melodiosa música del piano, es necesario que la mano del artista la interprete, y para que la mano del artista la interprete, son necesarios muchos otros procesos tales como coordinación, estado físico, preparación; a pesar de que las causas pueden ser muchas, existe una primera causa de donde procede todo ulterior movimiento, esta es la causa a la que se debe llegar, es la causa que posee total actualidad, y es quien hace posible que todas las cosas se muevan.


5.1.4. Término de la vía. El término de la vía es la meta o punto de llegada, que en palabras de Santo Tomás dice que: “Es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En este todos reconocen a Dios”39. El primer motor, está en total actualidad, es una acto que no cambia, y de él procede todo movimiento, a el se debe que los seres sean lo que son, de él depende que todos los seres, pasen de la potencia al acto, es decir que se muevan, o que de la posibilidad que tienen de ser una u otra cosa lleguen ser esa cosa.


El primer motor, por ser motor inmóvil, es acto puro, no tiene potencia, es preexistente, carece de todo principio de limitación o multiplicación, mantiene la unidad absoluta de su ser, por eso es uno e infinito.


La primera vía desarrollada por Santo Tomás demuestra de manera magistral la existencia de Dios, partiendo de algo innegable a la inteligencia humana, concluye con algo innegable a la razón metafísica.


5.2. SEGUNDA VIA: SE DEDUCE DE LA CAUSA EFICIENTE

Esta vía proporciona datos convincentes sobre la denominada causalidad eficiente, la cual es entendida: como algo que hace que otra cosa sea. Partiendo de la experiencia humana es posible establecer un orden de causas eficientes, un orden limitado, que no puede concatenarse al infinito, ni tampoco puede caer en el error de pensar, que algo sea causa eficiente de sí mismo. Esta vía nos lleva a la causa eficiente primera, a la que identificamos con Dios.


5.2.1. Punto de partida. El punto de partida de la segunda vía, es el hecho de la continua generación de las cosas, a partir de causas eficientes. Es fácilmente comprobable que todo cuanto existe depende causalmente de otro, el cual le ha dado el ser, o la misma posibilidad de existir.


En la causalidad eficiente, se ha de tener especial cuidado a la hora de visualizar el punto de partida; ya que no se debe tomar como inicio los efectos de las causas, aunque ellos sean lo mas evidente. El punto de partida es entonces la actividad de un orden de causas. No interesa ver el efecto como tal, puesto que ya quedó suficientemente demostrada su procedencia en la vía del movimiento. En este punto se le brinda especial atención, al proceso ordenado, necesariamente subsiguiente de las causas, es decir se pretende aprehender la actividad ordenadora de las causas eficientes, las cuales en momento dado dan como resultado un efecto material.


El punto de partida de las vías es lo evidente, lo fácilmente aceptable por sentidos y razón humana, y llegado a esta parte de la investigación, “nos encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes”40, lo cual es probado en la experiencia, en donde la producción de una cosa normalmente se debe a una serie de causas. A manera de ejemplo, el autobús que transporta pasajeros de una lugar a otro, lo logra gracias al buen funcionamiento de una serie de elementos, que son las causas del movimiento del autobús y por ende de los pasajeros, el autobús se mueve porque las llantas giran, las cuales a su vez son impulsadas por una serie de mecanismos, que tienen como fuente de poder el motor, el cual cumple su función, por la acción del conductor…


El dato principal a tener en cuenta en el punto de partida, para no reducir esta vía a la del movimiento, es el hecho de que un efecto, es resultado o se produce gracias a una concatenación de causas, y que una causa depende de otra anterior para causar.


5.2.2. Aplicación del principio de causalidad al punto de partida. El mundo está continuamente bajo la acción de la causa eficiente, esto se puede constatar por medio del dato empírico, y esta constatación da la seguridad de que “ninguna cosa del mundo, es causa de sí misma, por el mismo motivo, que nada está a la vez en potencia y acto bajo el mismo aspecto”41


Se podría escudriñar cada centímetro del cosmos, hasta llegar a los parajes más recónditos, pero es de tener presente, que en ninguna oportunidad se encontraría con algún ente, que posea en sí misma la capacidad de autoproporcionarse algún tipo de perfección. Los seres terrenos necesitan de una causa externa, que los influya, para poder realizar o actualizar una potencialidad que posean.


Como quedo dicho, en el mundo sensible se encuentra una serie de causas esencialmente subordinadas, gracias a las cuales algo o alguien tiene la posibilidad de ser, “sin embargo, no encontramos, ni es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible”42.


Metafísicamente hablando, así como nada puede moverse a sí mismo, de la misma manera nada se confiere a sí mismo el poder de obrar, nadie puede producir en sí mismo cambios, o adquirir perfecciones que no tenía antes, ya que si fuese así, implicaría ser anterior a sí mismo, porque nada de lo que está en potencia, puede llegar a ser acto, sino por alguien que ya está en acto. A manera de ejemplo, no es posible que un individuo que quiera aprender a tocar violín, lo logre por sí mismo, sin la instrucción de un maestro, es necesaria la actuación de la persona que ya posee los conocimientos, para que los transmita al aprendiz.


Queda clara la existencia de una causa eficiente anterior, que hace posible el cambio o perfección de las cosas.

5.2.3. Imposibilidad de proceder al infinito en la serie de causas. En este paso hay que tener especial cuidado, para no caer en la simple rutina, es importante reconocer en cada una de las vías lo elementos propios, que les dan riqueza e identidad, para el caso, el doctor Angélico lo expresa de la siguiente manera:


En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente, porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y esta, sea una o múltiple lo es de la última. Puesto que si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso.43

No es posible que partiendo de un hecho experimental, la concatenación de sus causas, se pierda al infinito, esto sería negar el efecto, pero el efecto es innegable, ya que es algo totalmente evidente para todos.


Es preciso entender que la causa eficiente de la que se habla, es la causa del ser, no se debe confundir con la causa del devenir. La diferencia entre ellas es que la causa del ser, no puede formar una serie ilimitada, puesto que se trata de causa esencial, es decir causa del ser de la posible serie.


La causa del devenir, se da en el tiempo, y ella si puede remontarse al infinito, por ejemplo la serie de: gallina-huevo-gallina. Teniendo en cuenta que el objeto del que se parte es un hecho real, no se puede negar en ningún momento, ni bajo ninguna circunstancia, la existencia de una causa primera, ya que si no existiese la causa primera, tampoco existiría la causa segunda y por ende se negaría el efecto, pero el efecto es algo innegable, ya que negar el efecto sería negar el conocimiento a través de los sentidos, lo cual es absurdo.


5.2.4. Término de la vía. Existe pues una causa eficiente primera, de la cual dependen o en la cual tienen el origen de ser y esencia todas las demás causas. La causa primera es causa incausada, y en palabras de Santo Tomás, “es necesario admitir una causa primera. Todos la llaman Dios”44.


Tomando la reflexión de García López, se tiene que: “para demostrar que la causa incausada es Dios, es suficiente entender el significado de los términos. El ser que es causa primera, a la que están subordinadas todas las otras causas, será necesariamente actualidad pura, tendrá en sí su propio ser, y en su esencia poseerá el ejercicio de su causalidad”45.


La causa incausada es independiente, ella posee en sí el principio de toda acción , siendo el acto puro, trascendente, contiene todas las perfecciones; por lo tanto la primera causa es lo mas grande que se puede concebir, y la debemos identificar con Dios.


5.3. TERCERA VÍA: LO POSIBLE Y LO NECESARIO


La tercera vía, está fundamentada en la generación y corrupción de los seres y la búsqueda de un ser necesario. Teniendo en cuenta la objetividad del punto de partida, esta vía adquiere características que la identifican como universal, ya que para todos es clara la contingencia de los seres.


5.3.1 Punto de partida. En el mundo es visible la contingencia, los seres tienen principio y fin, pueden existir o no existir, ya que no son necesarios. En el punto de partida se esta pues ante lo posible y lo necesario. Para mantener fidelidad al pensamiento Tomista, lo posible debe entenderse como lo que puede ser o no ser, no debe ser confundido con lo que puede llegar a ser, pues sería desviar la doctrina de Santo Tomás. Lo que puede ser o no ser, es pues lo contingente, lo posible.


Por necesario se entiende, lo que no puede no ser, es decir en pleno sentido de la palabra, lo que necesariamente tiene que ser, y que no puede ser de otro modo.


Lo cual se encuentra planteado por Santo Tomás así: “Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan”46.


El punto de partida es entonces lo posible, lo contingente; realidad que está siempre ante los sentidos, es más los seres humanos pertenecen a esa realidad, lo cual no puede ser negado. Es evidente la generación y la corrupción de las cosas, una persona nace, y con el tiempo muere, o sea el ente material en su totalidad es temporal, es decir tiene un principio y un fin. Esta realidad es el punto de partida de la tercera vía.


5.3.2.Aplicación del principio de causalidad al punto de partida. El ser contingente, es causado por un ser necesario. Los seres contingentes, es decir los que pueden ser o no ser, tienen un punto de partida, principio u origen en el que comienzan a ser, y también tienen un término o fin en el que dejan de ser. Si algo que no era, comienza a ser, significa que antes de ese punto o momento en el que comenzó a ser, no era, es decir no tenía existencia. En el mismo sentido, las cosas al corromperse es decir al finalizar su ciclo de existencia como entes materiales, dejan de ser, su ser se extingue.


Si todo cuanto existe fuese contingente, significa que un primer momento, en una concepción espacio-temporal anterior a la realidad conocida, no había “nada”, entendida la nada como ausencia de ser. Esto por su puesto no es posible, ya que si lo fuera, tampoco ahora habría nada, no existiría absolutamente nada de cuanto existe hoy, ya que de la nada no se puede generar nada, a partir de la nada, que es ausencia de ser, “no ser”, no se puede dar origen a lo que es, al ser, porque lo que existe solamente pude ser, por causa o teniendo como principio algo que ya es, algo que está en acto. “Luego no todos los seres son posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario”47.


El ser necesario es entonces causa primera de todas las demás realidades, todos los seres contingentes, incluyendo las causas segundas, se deben a la causa primera o ser necesario.


Es de admirar la gran sistematicidad de Santo Tomás, ya que todas las vías están íntimamente ligadas, para el caso, podemos observar, que en el punto de partida de todas las vías, es deducible una señal de contingencia. La primera inicia con el cambio o movimiento, la dependencia causal, los límites asignados a las perfecciones de los seres, el orden inteligible en un ser no inteligible, respectivamente, estos son los puntos de partida de cada una de las vías, en los cuales son notables señales de contingencia. Los signos de contingencia en la realidad, son pues evidentes, la generación, la destrucción, son hechos diarios, presenciados y vividos por millones de seres humanos, que cada día toman conciencia de ello y se preparan para el momento en que también su ser dejara de ser, apagándose la luz de su existencia en el mundo material.


5.3.3 Imposibilidad de proceder al infinito. La imposibilidad de proceder al infinito es un paso ineludible en cada una de las vía, en este caso, no es lógico proceder al infinito, ya que esto no hace parte de los planteamientos Tomistas, que por el contrario enuncia esa imposibilidad de la siguiente manera: “Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedo probado al tratar las causas eficientes (vía 2)”48.


La visible dependencia de los seres contingentes a otro necesario, no puede extenderse al infinito, no debe entrar a vacilar circularmente, ya que se puede caer en el error de sucesiones indefinidas de generaciones y corrupciones. Se debe llegar a un ser absolutamente necesario, un ser que no dependa de nadie ni de nada, este ser será entonces causa primera de todos los demás seres. No se puede proceder al infinito en la serie de generación y corrupción.


5.3.4 Término de la vía. En el mundo es un hecho la contingencia, y como no todo puede ser contingente, y tampoco se puede proceder al infinito en al serie de causas, “por lo tanto es preciso admitir algo que sea absolútamente necesario, cuya causa de su necesidad no este en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios”49.


Santo Tomás termina identificando al ser absolutamente necesario con Dios, que es quien le confiere el existir a todas las cosas.


La tercera vía proyecta la más viva luz sobre la fragilidad ontológica de los seres de la experiencia, pero también sobre la intimidad, en su núcleo, de la acción causal de Dios. Porque el acto de existir es lo que hay de más profundo en lo real, aquello por lo cual un ser es todo lo que es; ahora bien, es aquí donde interviene Dios como única causa propia y principal. Porque en los seres creados, la existencia es un efecto, al más universal de todos, que se refiere a la causa universal como siéndole propia: esse est proprius effecti primi agentis. (CG 3, 66). El ser de Dios, inmenso, obra en todas partes para producir y conservar el ser contingente; la más pequeña realidad es signo de su presencia50.


El doctor angélico, en esta vía toca las fibras más profundas del ser humano, interpela a tomar cada día más conciencia de la característica de seres pasajeros, finitos, de existencia terrena temporal, ante lo cual no queda más que acogerse al ser necesario, quien da y de quien depende todo ser.


5.4. CUARTA VÍA: GRADOS DE PERFECCIÓN


El ascenso metafísico de las creaturas a Dios tal como se desarrolla en la cuarta vía es, sin minusvalorar o sustituir a los demás, el camino más original de Santo Tomás; metafísicamente, es la vía por excelencia, ya que en ella se da de forma más clara el paso del ente al ser y viceversa.


Al analizar cualitativamente las realidades presentes en el cosmos, se ve que en cuanto al genero, especie, e individuo, presentan características propias y diversas. A pesar de la pluralidad, se encuentran constantes o cualidades comunes a cualquier ser, estas cualidades son universales y poseen una derivación o causa ontológica fuera del ser en el cual son conocidas. En este mundo hay cosas mas o menos buenas, mas o menos verdaderas, mas o menos nobles, y otras cualidades por el estilo. La expresión mas o menos se dice en relación con el grado de aproximación de que goce un ser, a lo que es máximo en ese orden.


Si las cosas poseen las cualidades en cierto grado, ya sea mayor o menor, entonces ha de haber un ser optimo, un máximo ser el cual posea todas las cualidades en forma perfecta. El ser máximo, es causa de todas las demás cualidades y fuente donde reposan activamente todas las perfecciones.


5.4.1 Punto de partida. En la cuarta vía se toman como punto de partida realidades presentes en las cosas, pero que como tal no tienen existencia empírica, sino que manifiestan en cuanto se hacen presentes en una realidad de naturaleza física, “La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos encontramos que la verdad, la veracidad, la nobleza, y otros valores se dan en las cosas”51. En los seres se dan diversos grados de perfección, en esta ocasión no se trata de datos estrictamente sensibles, pero si perceptibles por la cognición y el entendimiento en su contacto inmediato con la realidad.


Según Angel Luis González52, los grados de perfección hacen referencia a la cercanía de las cualidades de un ente, a quien posee la cualidad de manera perfecta. Existen dos clases de perfecciones, las simples y las mixtas; las que se tienen en cuenta para el interés son las simples, osea aquellas cuya denominación es identificada con una perfección sin defecto. Las mixtas por el contrario, son aquellas que están mezcladas o alteradas con imperfecciones.


Las perfecciones simples se dan en dos formas. En la primera formulación están las perfecciones trascendentales, que son aquellas que se derivan directamente de la noción de ser, siendo pues universales e incluyéndose en todo ser, entre ellas se encuentran la unidad, verdad, bondad, belleza, que convienen a todo ser, dándose naturalmente en algunos seres en mayor grado y en otros en menor.


En la segunda forma de perfecciones simples se hacen presentes las no trascendentales, las cuales no se dan o no pertenecen a todo ser, es decir no son universales, pero no por esto incluyen alguna limitación en sí, los limitados son los seres que se hacen participes de ellas. En este tipo de perfecciones están: la inteligencia, libertad, justicia, misericordia, que a la vez serán compatibles en el modo supremo de las perfecciones trascendentales.


Por otra parte, las perfecciones mixtas poseen en sí alguna imperfección, entre ellas están, las magnitudes espaciales, el ejercicio de razonar, entre otras, son imperfectas porque su presencia solo se da en los seres de manera personal, y no son formalmente aplicables a la causa primera.


Las perfecciones de referencia, y que son el punto de partida en esta vía, son las simples trascendentales. Ellas son evidentes en el cosmos, y al ser evidentes es posible notar grados en relación con el ente que se visualiza, por ejemplo, la unidad de un compuesto rocoso, no es la misma que la de un animal, o la de un ser humano, ya que son ontológicamente diferentes, pero estos grados no representan cambios esenciales, sino que son cuestiones diferenciales en cuanto a la conformación ontológica del mundo.


5.4.2 Aplicación del principio de causalidad al punto de partida. En los seres se puede observar que las perfecciones que poseen, son limitadas, son mayores o menores dependiendo del grado ontológico del ente. La perfección solo se da o se puede conocer, estando presente en un ser, no es posible ver la verdad, o la bondad, o la belleza, por si solas, lo que nos es posible experimentar, es un ser o una cosa bella, una persona bondadosa, una afirmación verdadera, entre otras. Lo que se verifica en los seres, se da de una manera imperfecta, limitada, lo cual quiere decir, que el ser que posee una cualidad la ha recibido necesariamente de otro.


En efecto, si una perfección existiese por sí misma, sería ilimitada. Una perfección no puede ser el principio de su propia limitación, por sí mismo, el ser no podría limitarse por el no ser; lo que es por su esencia, se identifica con el ser infinito. Pues si, el bien es a sí mismo positivo por entero; no implica límite alguno ni, especialmente, ningún mal. Así tampoco la belleza está de sí limitada por su ausencia o por su privación, la fealdad. Una privación que existiese de manera absolutamente independiente, no podría ser sino infinita53.


Queda claro que las perfecciones se hacen presentes en los seres, de una manera limitada, y siendo evidente que se hacen presentes y que ningún ser natural la posee plenamente, entonces es necesario un ser superior que las posea plenamente y que las participe a todos los entes. La necesidad de un ser superior es expresada en la suma teológica de la siguiente manera, “Como quiera, que cualquier genero, lo máximo se convierte en causa e lo que pertenece a tal género, así el fuego, que es el máximo calor, es la causa de todos los calores”54. Es así como la perfección tiene mayor presencia en unas cosas que en otras, dependiendo del grado ontológico, en cuanto más cercano esté un ente a la causa suprema, más grado de perfección tendrá.


5.4.3 Imposibilidad de proceder al infinito. La imposibilidad de proceder al infinito en esta vía no es necesario tratarla, ya que esta implícita en la formulación central de la metafísica Tomista, que de acuerdo con Angel Luis González, procediendo con orden y a partir de la formulación de la vía que se encuentra en el comentario al prologo del evangelio Joánico, el núcleo de la prueba radica en:


  • Probar la existencia de los entes por participación o si se quieren que solo Dios es per essentiam y todo lo demás son entes por participación.


  • El ser por esencia es causa de los entes por participación.


En el primero de esos dos puntos se encuentra el núcleo de la metafísica Tomista, que aquí es sintetizada a muy grandes rasgos; partiendo de los entes de la experiencia (lo primero conocido es el ente singular y concreto) se puede ver que los entes no son el ser que tienen; el esse no se identifica con el ente. No es ser, sino que tiene un modo de ser; no es pura realidad, sino que es cierto grado de realidad. El ser del ente es parcial; el ente tiene el esse partialater, o lo que es igual el ente es por participación. La participación del ser es participación trascendental, en donde la relación de participante a participado, se explica con base en la relación potencia-acto; la profundización en el principio Tomista: Quandocumque aliquid praedicatur de altero per participationem, oportet ibi aliquid esse praeter id quod participatur, lleva a la conclusión de que en el último término la participación es, sobre todo tener parcialmente el acto que otro tiene plenamente 55


5.4.4 Término de la vía. La cuarta vía es la vía más compleja, y que más consistencia tiene en la doctrina Tomista, en el término de la vía es visible el concepto más claro y mejor formulado de divinidad, y Santo Tomás lo expresa con palabras tales como, “hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios”56. Se llega al se optimo, máxima belleza, ser por esencia, principio de toda perfección.


En los entes se encuentran características, más o menos perfectas, el hombre es el ser en el que los atributos gozan de mayor grado de perfección, es el único que tiene consciencia de ello, por ende el ser humano debe reconocer la finitúd de sus capacidades y aceptar en Dios al máximo ser de donde provienen todas las perfecciones posibles.


Es de reconocer que, el ser humano es bueno, pero no poseedor del bien, sino participante del bien divino, y así con las demás cualidades, solo Dios posee todo bien, toda belleza, toda perfección, y en concordancia con el lineamiento más importante de la vía, solo Dios es máximo ser, ser por excelencia, ser perfecto, y los entes son participes del ser.


5.5. QUINTA VÍA: PRUEBA POR LA FINALIDAD


En la quinta vía se encuentran formulaciones sencillas y fáciles de entender, esta vía devela como las cosas presentes en e mundo, en su actuar natural, manifiestan la tendencia a un fin, un fin fuera de si, fuera de lo natural. Mas aun en las cosas que carecen de inteligencia, se da la tendencia a un fin, por lo tanto ha de existir un ser inteligente que actúa en ellas, las gobierna y las dirige al fin.


Santo Tomás en la suma teológica explica esta vía de la siguiente manera:


La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que o tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionalmente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios57.


Tal es el argumento Tomista en donde expone de una manera clara la existencia de una inteligencia ordenadora de todo cuanto existe. Esta vía como las demás cumple con el esquema característico de las vías Tomistas, y se da de la siguiente manera.


5.5.1. Punto de partida. El punto de partida de esta vía como en todas la demás, es la experiencia, fruto de la observación natural. Es posible ver que en el mundo todos los entes, en su actividad existencial, tienden, caminan, o se proyectan en busca de un bien, que se convierte en un fin al cual se quiere llegar y al que se enfocan todos los actos.


Esto se puede afirmar, ya que es algo evidente en la naturaleza, tanto de forma particular, es decir el fin perseguido por cada individuo, como de forma universal, o sea el bien, la armonía, el bienestar, al que tiende la totalidad del cosmos


La finalidad o teleología se presenta en el mundo como un bien al cual se tiende. Se ha hablado de Bien y para continuar es preciso primero aclarar, ¿Qué es el bien?. Recurriendo a Michel Grison se precisa que, “el bien es el ser y es la unidad. El bien para un ser vivo consiste en conservar su ser y en asegurar la perpetuidad de su especie, cosiste en perfeccionar su unidad”58. El bien es pues la natural e inteligente intención de los seres a enriquecer su conformación entitativa, lo cual se logra en la medida que su grado de finalidad, se acerque al sumo bien, que es el fin al cual se tiende.


Se dice que hay finalidad en el mundo, por la evidencia en el comportamiento de los seres naturales, que aún sin poseer conocimiento, su natural desarrollo es constante, y normalmente sigue una ley, que casi siempre se cumple, salvo excepciones o fenómenos que se pueden presentar, pero que no interrumpen el curso normal general. La finalidad se expresa en cada una de las cosas, en la rosa que siempre produce la misma flor, en la planta frutal, que siempre produce manzanas y no peras, siendo pues evidente la teleología natural de los seres, que aún sin poseer conocimiento la cumplen legalmente.


El hecho de que se cumpla una constante en las cosas carentes de conocimiento, implica, que en su ser existe formalmente la finalidad, que están guiadas por una inteligencia externa a ellas, pero que se hace presente en ellas.


Por otra parte los seres que conocen, de la misma manera se dirigen a un fin, conociendo participan de la finalidad activamente, y en ocasiones guían a los seres carentes de conocimiento a su fin.


Los seres humanos, aún sabiendo y conociendo que la finalidad es el bien, en ocasiones pareciesen alejarse de él, pero debe ser notado que en la naturaleza humana, también está inserto el bien, y la finalidad está presente en él intrínsecamente.


5.5.2. Aplicación del principio de causalidad al punto de partida. La finalidad es lo primero que se conoce, pero la última etapa, o el culmen al que se llega. Teniendo claro que todos los seres, incluso los no inteligentes tienden a un fin, entonces es necesaria una inteligencia ordenadora, causa de las acciones que conducen a todos los seres al fin.


Así pues, el punto de partida es el hecho de la finalidad en las acciones o comportamientos, pero el medio argumentativo es el principio de causalidad eficiente, en donde se ve la necesidad de que el orden este impreso eficientemente por un ser superior


Las acciones que realizan los entes, se dan gracias al actuar de la causa eficiente, la cual determina la finalidad de cada uno e los entes, es así como nada de cuanto ocurre en el mundo, se da por azar a casualidad, sino que la armonía existente, se da por causalidad de una inteligencia ordenadora superior, que trasciende al mundo y lo gobierna todo.


5.5.3 Imposibilidad de proceder al infinito. En el mundo existen cosas que carecen de inteligencia, la piedra, la planta, los animales, es más el ser humano es el único ente que goza de inteligencia, pareciera entonces que él es quien ordena y guía las demás realidades no inteligentes a un fin, si fuese así entonces habría necesidad de recurrir a Dios. Es evidente que a muchas cosas que existen no las gobierna el hombre, y a pesar de ello continúan con su tendencia teleológica, de lo cual se abstráe que, la inteligencia humana aunque tiene dominio sobre algunas cosas, no es quien dirige o lleva a un fin a las cosas que carecen de inteligencia.


En cuanto a la posibilidad de proceder al infinito, es de preguntarse, si es posible que la inteligencia humana guíe algunas cosas carentes de inteligencia; y si fuese así entonces quien guía al ser humano a su fin.? Responder esta pregunta es ocuparse de una serie de seres inteligentes que dirigen, y a la vez son dirigidos, lo cual en las anteriores vías ya quedo demostrada su imposibilidad, por lo tanto y como está incluido en el mismo punto de partida, es necesario un ser, llámese inteligencia ordenadora, bien supremo, máximo ente, que dirija la totalidad del cosmos a él.


5.5.4. Término de la vía. En el término de esta última vía, Santo Tomás concluye de manera categórica afirmando la existencia de Dios, como principio y fin al que tiende todo cuanto existe, él es pues un ser inteligente supremo, ordenador de todas las operaciones naturales. Es Dios, provisor y motor de toda la naturaleza, sabiduría subsistente, que penetra y sostiene todo orden.


Con los datos obtenidos en toda la estructura de la vía, el razonamiento general propuesto por Angel Luis González, es sencillo y se presenta de la siguiente manera:


  • Todas las cosas incluso las que carecen de inteligencia, están finalizadas.


  • El orden implica inteligencia. Dicho de otro modo: al ser el fin, lo primero en la intención, y lo último en la consecución, la presencia del fin solo puede ser intencional, es decir, en alguna inteligencia. El fin de todas las cosas deberá estar en la mente de un ser inteligente.


  • A ese ser inteligente le llamamos Dios59.


Dios es pues el ser que gobierna y ordena el mundo, él es la providencia que actúa en la vida, y guía los pasos de toda realidad.


























6. CONCLUSIONES


La reflexión en torno a Dios ha tenido un espacio privilegiado en todos los sistemas de pensamiento a lo largo de la historia, convirtiéndose de está manera en uno de los temas más estudiados, lo cual a la vez ha dado paso, a diferentes interpretaciones, que en ocasiones han puesto en peligro, la relación del hombre con Dios; pero a pesar de ello la acción de Dios en el mundo es tan fuerte, que aún presentándose incluso quienes lo niegan, él ha seguido interpelando al ser humano, sin se detenga en ningún momento de la historia el quehacer humano que intenta responder a los cuestionamientos surgidos acerca del misterio divino.


Es de destacar el ingenio humano que siempre ha intentado responder a los cuestionamientos sobre Dios, incluso en los momentos de dificultad, no desfallece, sino que con más impulso natural se aferra a las últimas instancias o posibilidades humanamente asequibles, con el fin de lograr el objetivo de acercarse lo más posible al conocimiento de Dios. En este intento, han surgido grandes genios de la humanidad que dieron todo su ser y obrar por esclarecer los misterios divinos, entre ellos se destacan: Platón, Aristóteles, San Agustín, San Anselmo, Santo Tomás, quienes de manera objetiva, dieron diversos aportes a la teodicea, sin desconocer que algunos lo hicieron de manera indirecta, es de tenerlos en cuenta, ya que el aporte de cada uno de ellos es imprescindible, como base de reflexión y punto de partida para nuevos estudios.


La Metafísica de Aristóteles es de vital importancia, en el posterior desarrollo de la teodicea, de ella se vale Santo Tomás, quien a manera de bibliografía toma elementos que enriquece con gran sistematicidad y validez objetiva, como el tema actual, elementos que incluye en la suma teológica su obra más sobresaliente, en este caso enfoca de manera magistral la doctrina Aristotélica de las causas, aplicándolas en las vías por las que demuestran la existencia de Dios.


La cuestión de Dios en Santo Tomás se da de manera pedagógica: iniciando por los cuestionamientos más sencillos, realiza un camino ascendente en complejidad temática, hasta llegar a Dios. inicia con un interrogante, que abre la temática de investigación: ¿Dios es evidente por sí mismo? Responder a ello es crucial, ya que entran en juego diversas propuestas que han surgido, por una parte están quienes postulan que Dios si es evidente, y por otra, quienes niegan su evidencia. Si Dios fuese evidente la reflexión Tomista sobraría, ya que alguien evidente no necesita ser demostrado, interrogante que el Doctor Angélico resuelve de manera categórica, concluyendo que Dios es evidente por sí mismo, pero no es evidente para nosotros, prueba de ello la existencia de personas denominadas Ateas, que niegan su existencia, postulado que deja abiertas las puertas a la reflexión Tomista.



La existencia de Dios es posible demostrarla, proposición que reúne la segunda conclusión, la cual con relación a la primera, es la puerta de acceso a la reflexión sobre Dios. El punto de partida para conocer a Dios, realidad no evidente, será lo evidente, es decir las realidades sensibles o entes, que son efecto de Dios, de manera que estableciendo la relación subordinada entre Dios y las criaturas se podrá concluir con la existencia de Dios, como causa de ellas.


La forma como Santo Tomás demuestra la existencia de Dios, es con las llamadas Vías, que son cinco, las cuales parten de una cosmovisión diferente del mundo, teniendo similar proceso e idéntico punto de llegada, concluyen todas ellas con la identificación de Dios en la culminación de su proceso.


El ser humano a pesar de poseer, una capacidad intelectiva, hasta ahora no explotable en su totalidad, y por más esfuerzos técnicos o científicos que realice, jamás podrá dar una explicación veraz del origen o funcionamiento de la realidad, fuera de Dios, ya que a pesar de que algunos lo nieguen por su falta de conocimiento en la materia, está demostrado racionalmente que él es centro, generador, motor que impulsa, cima y fin de toda la creación, y el hombre es la creatura más perfecta que Dios en su infinita bondad ha le ha dado la posibilidad de existir.


Dios no es evidente, de él no tenemos un conocimiento inmediato, por lo tanto cabe la duda sobre si existe o no, es necesario entonces demostrar su existencia, y aunque hubo quienes negaron la posibilidad de tal demostración, la tercera conclusión a la que se llega, es que a Dios, primero es necesario demostrarlo, y segundo si es posible demostrarlo.


Teniendo claros los elementos que anteceden a la demostración de la existencia de Dios mediante las Vías, es más comprensible el proceso metodológico que sigue cada una de ellas, dando profundidad a los elementos que las componen, con lo cual se garantiza el correcto entendimiento del pensamiento Tomista.


En el punto de llegada de cada una de las Vías, se identifica a Dios, ser supremo, causa eficiente de cuanto existe, principio de toda realidad, ser eterno que trasciende el tiempo y el espacio; en fin, no cabe más que reconocer a Dios, como alfa y omega, de todo cuanto existe, a este punto las palabras sobran ya que Dios, ser infinito, no puede ser abarcado en su totalidad con las palabras, una pretensión de ello es como intentar coger el sol con las manos; conocer y aceptar es el camino que lleva al hombre al conocimiento más puro.


La Suma Teológica, es la gran obra del pensamiento cristiano, lo cual deja entrever, el interés de la Iglesia Católica, por aclarar a la luz de la razón todas las posibles dudas de sus fieles, siendo abanderada desde sus inicios en la producción de conocimiento un objetivo, en cuanto a Dios se refiere, siendo la filosofía la herramienta principal, que le da solución a los conflictos y consistencia a los postulados de fe.


El conocimiento de la reflexión Tomista debe ser primordial en la formación de los futuros pastores de la iglesia, ya que da bases sólidas, a las cuestiones que diariamente y mas aún hoy son materia de discusión. Ofrece elementos valiosos para el desempeño pastoral en un mundo competitivo, polémico, y con sed de lideres religiosos sabios que les indiquen el camino verdadero para acercarse a Dios, no ciegamente, sino mediante el conocimiento, que posteriormente será el mismo que fortalezca la fe.


Como conclusión general a esta investigación bibliográfica de manera personal afirmo que, después de realizar el proceso sistemático, con la ayuda de diversos autores que han dedicado su quehacer intelectual a transmitir, y explicar el pensamiento Tomista, garantizo la objetividad y la fidelidad a la reflexión original de Santo Tomas de Aquino, con plena satisfacción reconozco el cumplimiento del objetivo trazado en un comienzo, y digo con firmeza y garantía racional, que Dios si existe, y para quien quiera demostrarlo racionalmente, la reflexión del doctor angélico contenida en la suma teológica, es la herramienta más idónea para lograrlo.



“Creo para entender y entiendo para creer”

San Agustín











BIBLIOGRAFÍA

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  • Joaquín Llanos Entrepueblos. Tomás de Aquino Biografía y Circunstancia. V edición, Santa fe de Bogota-Colombia : Universidad Santo Tomás-USTA. 1986.

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  • Ángel Luis González. Teología natural. III edición ampliada. Pamplona : EUNSA.. 1995. P. 319

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  • Aristóteles. Metafísica. II Edición. Madrid : Gredos. 1990. P.830.

1 DE AQUINO Santo Tomás. Suma Teológica. II Edición. Madrid. Maior. 1994. p. 57.

2 DOMÍNGUEZ Dionisio. Historia de la filosofía. VII Edición. Santander: Sal Terrae, 1953. p. 7

3 Ibid. p.9.

4 Ibid. p.11.

5 Ibid. p.13.

6 Ibid. p. 52.

7 Ibid. p. 141.

8 GONZALEZ Angel Luis. Teología Natural. III edición. Pamplona. Eunsa. 1995. p. 72.

9 ENTREPUEBLOS Joaquín Llanos. Tomás de Aquino biografía y circunstancia. V Edición. Santa Fe de Bogotá. USTA. 1986. Tomo I.

10 San Juan damasceno, 11.C1:m6, p, 94, 789. Citado por Santo Tomás, suma Teológica,

II Edición, Madrid, 1994, Parte 1, Biblioteca de autores Cristianos. Tomo II. Cuestión 2, Artículo 1.

11 Santo Tomás de Aquino. Op. Cit., cuestión 2, artículo 1, p. 108.

12 Juan 14, 6

13 Santo Tomás. Op. Cit., Cuestión 2, Artículo 1, p. 108.

14 Ibid., p. 108.

15 Ibid., p. 108.

16 Ibid., p.108.

17 Ibid., p. 108.

18 Ibid., p. 108.

19 Santo Tomás, Op. Cit., cuestión 2, articulo 2, p.109.

20 Ibid., p. 109.

21 Ibid., p. 109.

22 Michel Grison. Teología natural o Teodicea. Barcelona. Herder. 1980. Capítulo III. p, 40.

23 Santo Tomas,. Op. cit., Cuestión 2, artículo 2. P. 109

24 Aristóteles. Op.cit., Libro V. Línea, 25-30. P.219.

25 M. Grison. Op. Cit., Cap. III. p. 41.

26 Ibid., p. 45.

27 Angel Luis González. Op.cit.,Cap.2. P. 114.

28 Ibid. p. 114.

29 Ibid., p. 115.

30 Ibid. p.112.

31 Ibid. p.112.

32 Ibid. p.112.

33 Santo Tomas de Aquino. Op.cit., Cuestión 2, Artículo 3. p. 112.

34 Ibid. p. 111.

35 Ibid. p.111.

36 Angel Luis González. Op.,cit. p.123.

37 Santo Tomás de Aquino. Op.cit., Cuestión II, Artículo 3. P.112.

38 Ibid. p. 112.

39 Ibid. p. 112.

40 Ibid. p. 112.

41 Angel Luis González. Op.cit., p. 126.

42 Santo Tomas de Aquino. Op.cit. Cuestión 2, Artículo 1. P. 112.

43 Ibid. p. 112.

44 Ibid. p. 112.

45 García López, Nuestra sabiduría Racional de Dios. II edición: Madrid. 1950. Citado por Angel Luis González. Op.cit., p. 128.

46 Santo Tomás de Aquino. Op.cit., Cuestión II, Artículo 3. P.112.

47 Ibid. p.112.

48 Ibid. p. 112.

49 Ibid. p. 112.

50 Michel Grison. Op.cit., p. 73.

51 Santo Tomás de Aquino. Op.cit., Cuestión II, Artículo 3. P. 112.

52 Angel Luis González. Op.cit., p. 143.

53 Michel Grison. Op. Cit., p. 78.

54 Santo Tomás de Aquino. Op.cit., Cuestión 2, Artículo 3, p.112.

55 Angel Luis González. Op.cit., p.147.

56 Santo Tomás de Aquino. Op.cit., Cuestión 2, Artículo 3, p.112.

57 Santo Tomás de Aquino. Ibid.

58 Michel Grison. Op.cit., p.95.

59 Angel Luis González. Op.cit., p.153.